Inician las lluvias y con ello las inundaciones en San Mateo Atenco
Por: Sergio Macedo
El inicio de la temporada de lluvias no a todos pone felices, al menos no a los habitantes del barrio La Concepción, en San Mateo Atenco, quienes en los últimos 20 años, o tal vez más, han aprendido a vivir en la incertidumbre, pues año con año la posibilidad de padecer encharcamientos e inundaciones en la zona es una amenaza constante.
Vecinos que habitan a escasos metros de la entrada principal de la comarca zapatera, aseguran que uno de sus mayores temores es la lluvia, pues en cuestión de minutos el deficiente sistema de drenaje municipal podría colapsarse y provocar inundaciones que afectan a muchas familias de uno de los barrios más antiguos.
Al igual que la producción y venta de calzado, las anegaciones en algunos sitios del municipio son ya una tradición. A diferencia de los agricultores originarios de San Mateo Atenco, quienes elevan sus oraciones a San Isidro Labrador para pedir abundantes lluvias que favorezcan sus sembradíos, los vecinos de La Conchita, le piden encarecidamente modere los aguaceros y de ser posible no los provoque, pues su patrimonio podría quedar sumergido en agua sucia.
Los próximos cuatro meses serán de angustia para las familias que viven próximas a Paseo Tollocan y el cauce del río Lerma, ya que una fuerte lluvia podría desencadenar el caos en la zona; viviendas anegadas, cierre de circulación, familias damnificadas y miles de promesas oficiales “ahora sí vamos a solucionar el problema, a partir de ahora ya no habrá más inundaciones, invertiremos miles de pesos en beneficio de nuestros vecinos”.
Lo cierto es que desde hace algunas semanas los vecinos se reportan listos para hacer frente a la furia de la deidad mesoamericana, Tláloc, encargada de regular las lluvias, según la cosmovisión mexica. Los costales rellenos de arena están apilados en las entradas de muchas casas, los cuales servirán para edificar diques temporales para tratar de impedir que el agua ingrese a los domicilios que conforman el barrio de La Conchita.
Si bien, las inundaciones de cada año provocan la molestia de los habitantes del sector en cuestión, aseguran que al paso de los años aprendieron a resignarse, pues los apoyos institucionales, así como una solución definitiva nunca llegarán, a menos que el nivel del agua llame la atención de los medios de comunicación, entonces, por arte de magia, despensas, materiales de construcción, visitas oficiales y promesas de ayuda comenzarán a escucharse durante varias semanas, después, todo seguirá igual.
Ante esta situación, los atenquenses optaron por crear sus redes de apoyo. En cuanto comienzan a caer las primeras gotas de lluvia, se activan los “protocolos vecinales”, cada quien sabe qué hacer y en qué momento, unos construirán diques, otros auxiliarán a conductores varados, unos más se encargarán de vigilar las viviendas, de ser necesario evacuarán las habitaciones, algunos otros optarán por refugiarse en casas de familiares o amigos cercanos mientras todo pasa y pueden regresar a sus hogares para hacer el recuento de los daños para realizar las reparaciones necesarias.
Esta historia lamentablemente se repite año con año desde hace varias décadas, las obras de drenaje son insuficientes, las acciones preventivas simplemente no existen, aseguran los vecinos. “Sí bien nos va, el ayuntamiento enviará una unidad de bomberos para monitorear la situación, de ser muy necesario nos evacuarán, se instalarán albergues temporales, se cerrarán las calles aledañas, habrá presencia policiaca para intentar agilizar el tránsito vehicular; en cuanto la lluvia cese y el nivel del agua disminuya se da por finalizado el operativo, entonces todo vuelve a la normalidad”.