POR Alelhi RODRÍGUEZ
Uno de los sectores sociales que mayormente la ha padecido desde que inició la emergencia sanitaria por COVID-19, son las amas de casa mexiquenses.
De acuerdo con la licenciada en Psicología, Diana Karen Jiménez Tapia, “las amas de casa siempre han tenido un nivel de estrés alto, debido a toda la carga de responsabilidades que tienen, al aseo de la casa, el esposo, los hijos, más todos los quehaceres personales, sin embargo, a partir de la pandemia que inició hace nueve meses, esto ha incrementado a una estadística significativa”.
La psicóloga, explicó que las amas de casa hasta hace 10 meses, tenían una vida rutinaria, desde el inicio del día sus actividades eran, atender a los hijos, prepararlos para la escuela, cocinarles el desayuno y de vivir con su pareja las tareas se duplicaban, sin embargo, cuando estos permanecían en el colegio y en el trabajo, ellas se daban un espacio para realizar actividades personales, fueran deportivas o recreativas, como hacer ejercicio, ir a tomar un café con las amigas, ver una película hasta dormir si era necesario, varias maneras de relajarse.
Al día de hoy su nivel de estrés ha incrementado y es que “los niños y esposos están en casa ya que son ellas quienes llevan la responsabilidad de mantener alimentados, vestidos y bañados, pero las actividades que podían realizar mientras los niños iban a la escuela y el esposo trabajaba, desaparecieron”, dijo.
“En México se continúan con patrones de conducta machistas en los cuales se ven reflejados en las familias, por no compartir actividades de la casa, por lo que la responsabilidad sigue cayendo en un 80 por ciento sobre la mujer”, agregó.
Y es que ahora que los hijos permanecen los siete días de la semana, las 24 horas del día, su tiempo libre, quedó en el olvido.
Aunado a esto, Jiménez Tapia, comentó que la pandemia también incrementó la violencia intrafamiliar, los divorcios y las cuestiones de conflicto, al permanecer tanto tiempo confinados.
