POR Guadalupe DE LA CRUZ
La innovación en la elaboración de tamales, ha arrojado nuevos clientes, buenas ventas y el reconocimiento de la gente que los prueba, incluso son revendidos en Cuernavaca y llegan a otros estados de la República.
Don Agapito y doña Silvia dueños de un puesto de tamales que se ubica sobre la carretera Mexicaltzingo-Santiago Tianguistenco, a la altura de Santa Cruz Atizapan, dijeron que la venta de tamales nació por la inquietud del patriarca de la familia por tener un negocio propio que les redituara ganancias para vivir.
“Afortunadamente tengo buen sazón, me gusta cocinar y mis tamales tienen muy buenas referencias de la gente que los consume, y diariamente hacemos nuevos clientes; vienen, prueban y nos recomiendan”.
De forma constante me pongo a pensar en la innovaciòn del tamal, por ejemplo, cuando dije que venderia tamales de dulce, no pensé en los tradicionales que se hacen de piña, sino que empecé a elaborar de zarzamora con queso filadelfia, arándano con cereza, kisses y de kiwi con queso filadelfia.
Asimismo, dijo que empezó la venta con los tamales tradicionales, de rajas, verde, guajillo y mole, pero pensó que no era suficiente para los clientes y que si quería destacar y que la gente lo buscara, tenía que innovar.
Y fue así como nacieron los tamales de barbacoa, cabeza res, cochinita pibil, costilla, cecina, camarón a la diabla, a la diablita que no pica, los cuales, han tenido tanto éxito, que la gente se llevan de 10 tamales para arriba.
Don Agapito, también señaló que antes de la pandemia había más gente la que acudía a su pequeño negocio a consumir sus tamales o comprar para llevar.
“Hubo quien nos dijo que los compraba para revenderlos en Cuernavaca, Morelos o traileros que pasaban por aquí y nos decían que los llevaban a Saltillo y Laredo, lo cual, nos da mucho gusto que la gente compre y los recomiende”.