REDACCIÓN
La esgrimista Paola Pliego encontró en Uzbekistán un remanso de paz, de apoyo y arropo, y por ello adquirió la nacionalidad de su nueva patria, pues aseguró que en México sólo recibió el desprecio y desprestigio de dirigentes e instituciones deportivas.
Jorge Castro, a través de la presidencia de la Federación Mexicana de Natación, se convirtió en el obstáculo más espinoso que un deportista jamás quiere toparse en su vida, porque se convirtió en un muro de alambre de púas para que no pudiera competir, por una supuesta falta deportiva.
El Comité Olímpico Mexicano (COM), que preside Carlos Padilla Becerra, se mostró indiferente ante las diversas argumentaciones que exhibió la atleta para que se le permitiera competir.
Lo mismo sucedió con la Comisión Nacional de Cultura Fïsica y Deporte (Conade) y hasta la Comisión de Apelación y Arbitraje del Deporte (CAAD), que decidió darle todo el apoyo a Jorge Castro para que siguiera como el peor de los obstáculos de la atleta.
«Hoy es un día que nunca esperé que llegara. Debo compartir una de las decisiones más difíciles que he tenido que tomar a lo largo de mi vida y, que mi corazón me demostró, es la correcta», expresó la especialista en sable en una carta a la opinión pública.
Indicó que «sin importar mis esfuerzos y resultados fui víctima de la corrupción, de los dirigentes deportivos y de sus intereses personales».
Según la esgrimista, «me arrebataron injustamente la posibilidad de continuar representando a mi país y se han empeñado en afectar mi carrera, en manchar mi nombre y mi trayectoria».
En dicha carta dirigida a «Querido México», la deportista se pregunta por qué le hicieron eso, que por qué pasó de alguien que daba orgullo a alguien que incomodara, si fue por no guardar silencio ante las injusticias, por no someterse o porque es el destino de la mayoría de los atletas en el país.
A Padilla Becerra le recrimina que «lo más valioso de un ser humano es su palabra y tu palabra no vale nada» y a Alfredo Castillo, exdirector general de la Conade, le recuerda que «fingiste que no perdí 15 años de mi vida en los que me preparé para unas olimpiadas que ustedes (los dirigentes) me quitaron en unos cuantos días».
A Ana Gabriela Guevara, actual titular de la Conade, le dice que «te quedaste en el discurso, cuando eras nuestra esperanza. Pensamos que querías dirigir y cambiar el deporte y no utilizarnos para buscar una mayor proyección política».
En la página de la Federación Internacional de Esgrima ya aparece Paola Pliego con su nueva bandera: la de Uzbekistán. «No hay peor despedida que la que nunca planeaste», escribió en su cuenta de una red social.