* El español levantó su copa número 11 en el prestigiado Roland Garros
Por Monick Huitrón
Si tuviéramos que hablar de un hombre que sea ejemplo de lucha, perseverancia, entrega y una absoluta pasión por el deporte blanco, definitivamente, el nombre de Rafa Nadal tendría que ser mencionado. Y, es que, en más de una decena de ocasiones nos ha hecho llorar al verlo coronarse como uno de los mejores del mundo.
Ahora, estamos celebrando con él, que nuevamente es el número uno al ganar otro Roland Garros. Pero otras veces, hemos sentido, también con él, el dolor de la derrota, y así mismo lo hemos visto levantarse y volverse a posicionar.
El fin de semana, entre lágrimas, Rafa recibió la preciosa Copa de los Mosqueteros, al vencer a Domic Thiem, 6-4, 6-4, 6-2. Y, entre la emoción que le generó saber que es el máximo ganador en la historia de esta copa, dijo: “Era impensable pensar en algo como esto. Son 11 veces, ya no sé qué decir. Gracias a todo mi equipo. Sin vosotros, es imposible. Es alucinante e increíble haber estado aquí todos estos años. Gracias a todos por la ayuda. Gracias a mi familia, también. Sin ellos nada hubiera sido posible. Y gracias al público”.
Estamos igual que Rafa, ya no sabemos qué decir ante tanta grandeza que no deja de sorprendernos. Que no deja de admirarnos y de fascinarnos. Al final, este es el resultado de un hombre que lo único que ha hecho a lo largo de su vida, es entregarse a su vocación y prepararse en cuerpo y alma para convertirse en un ganador.
