* En comunidades mazahuas las tradiciones
imperan sobre la modernidad, afirman.
María Gerardo
A unas cuantas horas de que concluya el 2015, los mexiquenses tienen diferentes costumbres y tradiciones para recibir el año nuevo, ya que dicen, es una nueva oportunidad de comenzar para ser mejores personas y cumplir con los propósitos que se han trazado.
Por ejemplo, habitantes de San Felipe del Progreso tradicionalmente se reúnen con tíos, primos, hijos o vecinos, para recibir al año nuevo, pero todos en el hogar a fin de realizar fogatas, cenar y pasarla en familia.
Además comen 12 uvas con el propósito de traer suerte para los 12 meses del año y de fijarse una meta por mes, mismas que tratan de cumplir al pie de la letra.
Sin embargo, eso de ponerse ropa roja para encontrar el amor, o comer lentejas para tener abundancia, o barrer a medianoche para sacar la mala vibra o sacar las maletas para viajar durante el año, son supersticiones que dijeron no van con su ideología.
Asimismo habitantes de la comunidad de Santa Ana Nichi precisaron que las tradiciones son otras y más añejas, por ejemplo desde el 24 de diciembre y hasta después de reyes, se instala una feria en el pueblo, con el objetivo de que la familia entera disfrute de las atracciones que se instalan.
Las actividades del día 31 de diciembre comienzan con acudir a misa, después alrededor de las 11:30 de la noche se quema un castillo de juegos pirotécnicos, para posteriormente escuchar las campanadas del año que está concluyendo y el que entra.
“Hay familias que se quedan a pasar las primeras horas del año en la feria y otras que deciden regresar a su casa para degustar de la cena que prepararon y convivir en familia”.
Cabe mencionar que una cena de fin de año para las familias sanfelipenses oscila entre los 800 y mil pesos, pues todo depende de lo que deseen cenar como por ejemplo lomo al horno o pavo, ya que pensar en bacalao u romeritos sale más caro, debido a que en esta temporada los precios se disparan.