viernes, mayo 3, 2024
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Historias de vida, dolor, muerte y hasta de alegría se viven en la 220 del IMSS en Toluca

Por: Gerardo Mendoza

Toluca– “Ándele joven, y le doy para el refresco”, dice una señora a un muchacho para que moviera su carro mal estacionado sobre Paseo Tollocan, y es que su marido se quedó internado en la clínica 220 del IMSS y no hay quien lo maneje.

Platica que sólo vino a consulta y el médico lo detuvo, fue necesario que permaneciera bajo observación.

“Aquí nos multan, pero quien mueve el coche, yo no sé manejar y hoy no abren el único estacionamiento que está aquí porque es sábado y eso es el que está donde sacan las licencias, porque el seguro no tiene”, termina diciendo aquella madre de familia y regresa al área de Urgencias con doble incertidumbre; la salud de su marido y que la policía la multe y hasta le quiten las placas.

Son miles de historias las que a diario se escriben en las inmediaciones del edificio situado entre Urawa y Paseo Tollocan, a unos pasos de la Terminal Toluca, lo que hace aún más la afluencia de la gente.

FOTO: Especial

El ir y venir es constante, entran y salen familiares de los pacientes internados, la mayoría se quedan, aquí pasan Cenas de Navidad, Año Nuevo, un 10 de Mayo, un Día del Niño, cumpleaños y no se diga en Semana Santa, el calvario no parece terminar.

“Vengo de Villa del Carbón, tuvimos que dejar todo, trajimos a mi mamá, no sabemos qué hacer aquí, para ir al baño están muy sucios, bañarte es un viacrucis, hay un hotel cerca pero te cobran 50 pesos por tomar un poco de agua, y eso es por persona, el dinero hace falta”, dice Héctor, quien también fue multado por un oficial de tránsito por dejar mal estacionada su camioneta en un lugar prohibido.

“Y hasta me quitaron las placas, ahora me dicen que tengo que pagar casi dos mil pesos, porque según ellos fue doble infracción”, agregó.

El pagar un departamento es prácticamente imposible, por lo que la gente no tiene otra opción y tienen que adaptar su vehículo, claro si es que tienen como una casa, y ahí comen y duermen.

“Ya en la noche te sacan lo policías, solo una persona puede estar con el paciente, y los que no podemos porque están en urgencias, estamos afuera con el frío, no te puedes ir porque tienes que estar al tanto si sale la enfermera y te dice sobre la salud de tu paciente”, agrega Margarita.

Por las noches la banqueta se convierte en un enorme dormitorio, no puedes caminar, y al amanecer cuando el personal médico ingresa tiene que brincar, solo se ven los bultos de la gente que noche a noche duerme en la calle e incluso en el día, esperando el reporte del médico.

“Es mucho ir y venir, los pasajes, no puedo ni ir a comprarme una torta, qué tal si me hablan y me necesitan ó lo dan de alta, somos de aquí de San Cayetano adelante del mercado, lo mejor es esperar y que alguien me traiga de comer”, dice Adriana al tiempo que bebe un poco de agua.

FOTO: Especial

En la zona de rehabilitación también es un peregrinar, la padecen más las personas que van en muletas.

“Mi hijo ya no quedó igual, lo atropellaron en Sna Luis Mextepec dicen que fue un camión o una camioneta, no sabemos porque huyó, así quedó para siempre atado a una silla de ruedas, luego los policías no dejan que metas el carro que porque estorbamos”, narró Doña Delfina y añade, “así como le pasó a mi hijo ojalá nunca le pase a nadie de su familia”.

Las anécdotas no terminaran nunca, aquí el pasar del tiempo es doloroso, hay que saber tener paciencia y lo principal como dice la gente solo Dios sabe lo que hace puesto que también muchos pierden la vida.

Las carrozas salen con los cuerpos a su última morada, entre las lágrimas y lamentos de sus familiares que no pudieron salvarlos.

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