viernes, noviembre 22, 2024
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No hay chile que le pique al “Rey del Picante”, quien vive en Toluca

Por Gerardo Mendoza

Toluca– Ni el habanero, ni el serrano, tampoco el manzano y mucho menos el de árbol; no hay ningún picante que hasta hoy haga enchilar a «El Mil Chiles», que habita en la capital mexiquense.

Se llama Honorio Mendoza Villar y tiene 75 años de edad, originario de Tlalpujahua, Michoacán, quien a los 8 años llegó a la capital mexiquense, donde formó un hogar.

Relata que su gusto por el chile inició desde la niñez, y hoy una de sus hijas y uno de sus nietos le siguen los pasos.

“Éramos seis hermanos, ya solo quedamos dos, mi hermana Meche y yo, toda la familia fue chilera. Tengo tres hijos y solo mi hija y uno de mis nietos salieron igual a mí, ni gestos hacen, los masticamos con todo y semilla”, cuenta Don Honorio.

El señor Mendoza Villar explica que antes de la pandemia participó en un concurso que organizó el Ayuntamiento de Zinacantepec.

FOTO: Especial

“Mi esposa, mi yerno y hasta mi hija me inscribieron para que participara, les dije que sí. Eran puros chavos y entonces me dijeron que tuviera cuidado, que ahí estaba el campeón del año pasado, les dije: ‘me lo echo’. Fue fácil, hasta las venas me comí y ellos las dejaron”, platica nuestro entrevistado al tiempo que suelta una carcajada.

Honorio Mendoza recuerda que llegó a vivir a una vecindad en Melero y Piña, en el Barrio de San Sebastián; luego, con la ayuda de su familia compraron su propio terreno en la Colonia Las Américas e hicieron su hogar.

“Entre todos cooperamos para hacer nuestra casa y esa alegría se la dimos a mis jefes, estábamos amolados; ellos desde niños nos enseñaron a comer el chile, antes colgabas la carne y de ahí te cortabas tu pedazo y con salsa de molcajete, todavía hoy mi señora me hace mis salsas y mi bistec. El chile no puede faltar, siempre le digo que está sabroso, pero no pica”, dice el señor Mendoza.

El mote de “El Mil Chiles” se lo ganó a pulso y ahora, ante el regreso a la normalidad, quiere refrendar el título.

“Si me vuelven a invitar, pues ¿por qué no?, sí le entro. Me han dado a probar todo tipo de chiles, ni uno me pica, mucha gente no me creía y se los demostré, comer un chile es como cualquier otro alimento”, agrega al tiempo que descansa otro fin de semana en su hogar.

FOTO: Especial

No hay ningún secreto; para el señor Mendoza Villar, el paladar siempre fue el chile, ese toque especial a la hora de la comida.

“Te puedo decir que a lo mejor eso me ayuda en mi salud, casi no me enfermo, sé que me tengo que cuidar, la comida no me sabe sin una salsa bien picosa, hasta paso la tortilla por el molcajete. En mi casa me conocen, pero la gente que no, se sorprende cómo muerdo los chiles así solos, sin tortilla”, dice Mendoza Villar.

Y sí, nuestro personaje come el picante como cualquier otro alimento que le sirven en la mesa de su casa, ni el chile morita le hace cosquillas.

En el calor de su casa, rodeado de sus tres hijos, esposa y hasta nietos y bisnietos «El Mil Chiles» degusta un buen pedazo de carne asada; eso sí, no puede faltar una gran variedad de chiles, sin soltar una lágrima.

“Tomo un vaso de agua o refresco y a veces hasta de cerveza, pero no porque me picó, solo para bajar el bocado. Nací chilero y así me voy a quedar hasta que Dios lo diga”, finalizó Honorio Mendoza Villar.

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