La tecnología permitió la posibilidad de transmitir las celebraciones y que muchos fieles siguieran la santa misa y otros eventos religiosos desde su hogar durante la pandemia de Covid-19.
Por Guadalupe de la Cruz
Monseñor Felipe Arizmendi Esquivel, cardenal y obispo emérito de la diócesis de San Cristóbal de las Casas, precisó que las misas virtuales llegaron para quedarse y no van a desaparecer, incluso una vez que se alcance la nueva normalidad.
“Desde el inicio de la pandemia de Covid-19 que azotó al mundo entero, incluyendo a México, la práctica religiosa en los templos se redujo considerablemente; la presencia física fue nula, hasta que se pudo reunir la feligresía de forma gradual -según el color del semáforo epidemiológico de las autoridades sanitarias- dando paso así a la tecnología”, indicó.
Señaló que actualmente la presencia de los fieles se ha ido recuperando progresivamente, aunque todavía no se ha llegado a la misma cantidad de fieles que asistían antes de la pandemia, debido a que aún no están vacunados los niños y muchos jóvenes, que también participaban en las iglesias.
Sin embargo, dijo, el uso de la tecnología para transmitir las celebraciones permitió que muchos fieles siguieran la santa misa y otros eventos religiosos desde su hogar, “esta práctica religiosa virtual ha aumentado muchísimo la participación de la sociedad y creo que es un logro que no se perderá, inclusive una vez que la presencialidad sea lo normal, porque muchas personas alimentan su fe desde una transmisión virtual”.
De igual forma, Monseñor Felipe Arizmendi recalcó que uno de los peligros sobre la práctica virtual es que algunos fieles, por comodidad o egoísmo individualista, prefieran siempre quedarse en casa.
“Este es un peligro, pues si los fieles se quedan en casa, no participarán en la vida comunitaria presencial, que siempre es más exigente”, finalizó el obispo emérito de San Cristóbal de las Casas.