Por Victoria Acevedo
Aproximadamente 15 toneladas de la cosecha de papa es la producción que llevan a la Central de Abasto, «pero en ocasiones es un albur», comentó el señor Carmelo Parra.
La mayor parte del tubérculo es comercializado en grandes mercados, sin embargo, no siempre corren con suerte de que les compren su producción, por tanto se paran en tianguis, avenidas y lugares donde puedan distribuir su cosecha.
Mientras los peones comen un exquisito chicharrón en salsa verde con frijoles y tortillas hechas a mano, el jefe de este grupo, que anteriormente se conocía como «capataz», nos comentó que el campo es muy riesgoso, porque en esta temporada de lluvias pueden tener una, como la que sucedió el día de ayer en San Antonio Acahualco.
Los paperos -aseveró- no reciben apoyo del Gobierno «y la verdad me da pena, yo no iría a pedir algo que no me gané. Mis vecinos reciben su apoyo mensual y por ello ya no hay trabajadores».
También mencionó que, vendan o no, a los campesinos se les paga su «raya» a la semana. No obstante, «el precio estuvo castigado desde hace muchos años» aseguró.
