Por Julio A. AGUIRRE
* Rodeados de delincuencia.
* Crimen, elecciones y futbol.
Por la ignorancia se desciende a la servidumbre, por la educación se asciende a la libertad. Diego Luis de la Libertad.
Tremenda situación de miedo vivimos día a día los mexicanos, y lo peor, no se ve por dónde, cuándo y quién -hablando de gobernantes- termine su gestión con una estrellita en la frente producto de la actividad y efectividad en una lucha delincuencial que se ha extendido en todos los terrenos.
En primer lugar está la guerra del gobierno federal en contra del crimen organizado.
En segundo sitio, los ciudadanos estamos viviendo una guerra política electoral que ha dejado, además de heridos y secuestrados, personas asesinadas.
Y para cerrar el triángulo infernal agreguemos la violencia que día a día crece en los estadios de fútbol.
Es fácil para los funcionarios públicos «quejarse» de los medios de información por otorgar más espacio a las cosas negativas que a los hechos positivos que transcurren en el país.
Lo que el político debe entender es, que son más las cosas malas, que las buenas, lo que acontece en nuestro México lindo y querido pero al mismo tiempo jodido, jodido.
Poner ejemplos sería además de ocioso interminable.
Los tres ejemplos de violencia que vive el país deben ser repartidos en cuanto a posibles responsables de que esto suceda.
La responsabilidad de brindar seguridad al ciudadano corresponde a los gobiernos municipal, estatal y federal. No podemos minimizar el esfuerzo y logros del gobierno de la República en cuanto a la captura de los delincuentes más buscados.
Lástima que dichas aprehensiones no sirvan para que los índices delincuenciales disminuyan; por el contrario, en no pocos casos la guerra se ha incrementado.
El crimen organizado, con unos u otros como cabezas principales en los bandos criminales han osado retar a las mismas fuerzas armadas y cuerpos policiacos, atrevimiento que pensamos nunca observaríamos.
No amedrentarse o negociar, lo más rescatable e importante hecho del gobierno federal.
Los panteones seguirán extendiendo sus terrenos y las cárceles agrandando el tamaño de sus celdas, por lo siglos de los siglos.
POLÍTICO-ELECTORAL
Hay que tener buena memoria después de haber mentido. Pierre Corneille.
Alguien tuvo el acierto de llamar «delincuentes de cuello blanco» a quienes desde sus cargos políticos velan por los intereses personales y familiares defraudando a la sociedad y desfalcando al Estado mexicano.
Llamados también delincuentes con charola que los protege para hacer tropelías.
Justo ahora esa delincuencia político-electoral levantan anclas y van con todo para exhibir y humillar al contrario político, convertido en el «enemigo político» número uno.
Las quejas antes, durante y después de cada proceso electoral se han incrementado de una manera impresionante. A todas las anomalías conocidas hoy se unen las batallas campales donde se golpean con todo, los atentados, los secuestros y asesinatos de candidatos.
En lo anterior, este tipo de violencia, son los partidos políticos más representativos del país, los que abonan para su existencia, y las mismas instituciones electorales que no actúan con la imparcialidad obligatoria.
Lejos quedó la frase «voto por voto y casilla por casilla», hoy es «ojo por ojo y diente por diente».
La guerra político-electoral es otra batalla, al igual que la reyerta contra el crimen organizado, trifulca que llegó para quedarse.
Y justamente son quienes prometen poner orden en el país y terminar con la violencia.
¡Qué jodidos estamos, pues…!
DE LA PATADA
No ha de ser dichoso el joven, sino el viejo que ha vivido una hermosa vida. Epicuro de Samos.
Todos esos actos de violencia han llegado a los campos de futbol, deporte que, se supone, es cien por ciento familiar.
Lo que estamos viendo en diferentes estados del país ponen los pelos de punta a cualquiera. No estamos hablando única y exclusivamente ante lo sucedido el domingo por la noche en el Estadio Jalisco, durante el encuentro entre el Atlas y el Guadalajara, en el llamado «Clásico Tapatío».
Los actos vandálicos se vienen incrementando casi en todas las plazas futboleras con resultados lamentables.
Hasta esa diversión le han negado a la gente tranquila y pacífica, entre ellos mujeres y niños que ven en el fútbol la vía de escape a tanto problema y estrés acumulado.
En estos desmanes son las empresas televisoras que ven el negocio y no les importan las consecuencias las que mucho tienen que ver.
La lucha por el mayor número de audiencia ha ido más lejos de lo permitido.
Solidarios porque ponen y quitan a los directivos de la Federación Mexicana de Futbol (FMF) y la llamada Liga MX.
Partícipes importantes de esa responsabilidad grandes y exitosos empresarios que por la exclusividad ($$$) con una u otra cadena se acomodan a lo que estas dicten.
Para muestra basta un botón. El partido entre Santos de Torreón recibiendo a las Chivas del Guadalajara se jugará a las diez de la noche.
¿Pensaron en el momento lo complicado que se vive en el Norte de la República en la delincuencia? ¿Pensaron que el encuentro terminará a las doce de la noche, que el estadio registrará un lleno y lo que puede suceder a esas horas con los aficionados de uno y otro equipo?
Seguramente lo pensaron, pero lo desecharon. En lo que obviamente sí pensaron y por ello actuaron, es en los intereses que dejará el horario a la televisora que trasmitirá el encuentro.
Tal vez lloré o tal vez reí/ tal vez gané o tal vez perdí/ ahora sé que fui feliz y si lloré también amé, puedo seguir hasta el final…A mi manerA.
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