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A mi manerA

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Altiplano, penal de Almoloya de Juárez, Edoméx. Era de máxima seguridad.

internet1 *Una de vaqueros.
*Estampidas y recompensas.
*Corrupción, incapacidad e ineptitud.

   Por Julio A. AGUIRRE

 

Permanecer en el momento, con el momento, por el momento; no hay más momento que este.
No importa el estado, tampoco la etiqueta de penales de «Máxima Seguridad». No se trata de presos forrados de dinero que compran a las autoridades, que en tiempos record excavan túneles y se «pelan» en un abrir y cerrar de ojos.
El país sigue viviendo momentos de angustia. También se escapan violadores, secuestradores, asesinos y narcotraficantes.
La pesadilla no tiene fin. Tardan años en capturarlos y en cuestión de semanas, o meses, los presuntos delincuentes y los infractores de la ley sentenciados siguen evidenciando la ley carcelaria.
¡Carajo! lo que estamos viendo en el mundo donde se gastan millones de dólares en crear penales inviolables, donde existen sistemas de inteligencia e investigación al más alto nivel, los delincuentes entren y salgan de las cárceles del país como Juan en su casa, no se veía ni en las películas del viejo oeste donde se tenía un desgraciado cuarto con barrotes en la ventana y una reja en la entrada.
Ah, pero las modernas autoridades recurren a viejas prácticas de ofrecer recompensas por los criminales fugados, con una variante. Allá  se pegaban carteles en árboles, paredes o puertas de cantinas con la leyenda ¡Se Busca!, en la mitad la cara del maleante, y abajo el monto de recompensa ofrecida.
¿Dónde está el sistema de investigación e inteligencia que presumen las autoridades estatales y federales?
¿Cuántos casos se han dado donde maleantes son capturados por alguna llamada ciudadana -un pitazo como se dice-, y no por trabajo de inteligencia?
Lo que no falla es que luego de algunas fugas los encargados de la seguridad ciudadana expresen las frases de cajón, en las que nadie cree por cierto. Endurecer leyes es una frase de dientes hacia afuera.
Intentos fallidos, reforzamiento de elementos policiales, montañas de dinero en adiestramiento y armamento para los «guardianes del orden», hasta ahora causa injustificada. Los resultados no se dan de acuerdo a lo invertido en materia de aplicar la ley.
La corrupción, incapacidad  e impunidad en claro ascenso. Un pueblo con miedo y un poder (del Estado) sin dientes que ofrecen recompensa para que otros hagan el trabajo que ellos no pueden. Sí, estamos bien «jodidos».
ESTAMPIDA
No hay amigo del amigo. Ni los deudos son ya deudos. Ni hay hermano para hermano. Si anda la ambición de por medio. José Echegaray y Eizaguirre.
Siguiendo con historias de indios, vaqueros y sheriffs nos tocó observar películas donde el abigeato no podía faltar en la cinta. El robo de ganado se daba en casos por estampidas provocando todo tipo de destrozos. Una manada de bueyes cimbrando la tierra no era posible detenerla por ser humano. ¡Qué recuerdos aquellos!
Sin embargo dejemos eso y vayamos al momento actual que se vive en el Estado de México con motivo al proceso electoral del próximo año en busca de ganar la silla gubernamental.
Pasado el 5 de junio y conocidos los resultados de los procesos electorales en doce entidades, en suelo mexiquense sonó el disparo y se vino la estampida…de personajes y partidos políticos, que pretenden ser la ley.
Algunos corren como locos aplastando lo que se pone en el camino. Dicen yo quiero y puedo pero algunos ni aval de sus patrones tienen. En política hay que aventarse como el «Borras»; total, saben que en esta bendita profesión (servidor público) salen ganando… aun perdiendo.
¡Caray! cuánta prisa por hacer el ridículo.
Tal vez lloré o tal vez reí/ tal vez gané o tal vez perdí/ ahora sé que fui feliz y si lloré también amé, puedo seguir hasta el final…A mi manerA.
Correo electrónico:
aguirre@8columnas.com.mx

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