POR NORBERTO HERNÁNDEZ.
En el tránsito de un país de corte autoritario hacia otro con mayores niveles de calidad democrática se han superado puntos de conflicto decisivos. La historia de nuestra alternancia en el poder público está llena de hechos que así lo sostienen. Ha sido el conflicto político, la falta de legitimidad, las crisis económicas, el cambio de modelo económico, la inconformidad social, la resistencia civil pacífica, la represión a movimientos sociales, la violencia, la inseguridad y las relaciones diplomáticas con los Estados Unidos lo que ha detonado las reformas político-electorales convenidas desde el poder.
El presidente Luis Echeverría entregó a su sucesor un país con crisis económica y política. El peso se devalúo de 12.50 a 23 pesos por dólar. Se vivía una inconformidad social, había grupos armados y un enfrentamiento abierto con los empresarios del país.Su sucesor, José López Portillo, fue a la elección presidencial sin oposición. Un candidato único que podía ganar con un solo voto. El Partido Comunista Mexicano (PCM) lanzó a su aspirante, pero sus votos fueron inválidos al carecer de registro.
En busca de la legitimidad a su gobierno y con miras a pacificar a los grupos que habían tomado la opción de las armas, se diseñó una reforma política, dando lugar a la Ley de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales (LOPPE) en 1977. De esta manera, se formó un sistema de partidos menos desigual.
En la transición del Poder Ejecutivo de López Portillo a Miguel de la Madrid, nuevamente el país vivía una crisis económica y un conflicto mayor con los empresarios por la nacionalización de la banca. López Portillo cerró peor que Luis Echeverría. La inflación en el sexenio 1982-1988 llegó hasta el 180 por ciento, el peso se devalúo a más de dos mil pesos por dólar.
En el ámbito político interno, el PRI se fracturó con la expulsión de los miembros de la corriente democrática, promotores de la democratización del PRI en 1987. Los conflictos poselectorales se intensificaron. El fraude más escandaloso fue el cometido en contra del Partido Acción Nacional (PAN) en Chihuahua en 1986. Hacia el exterior, México vivía momentos tensos con los EU por la presencia creciente de narcotraficantes y el asesinato del agente de la DEA, Enrique Camarena. En 1985, enfrentó los costos sociales y económicos de un sismo devastador en la Ciudad de México. Bajo esas condiciones, el presidente impulsó una reforma política que dio origen al Código Electoral de 1987, permitiendo integrar candidaturas comunes. Así se formaría el Frente Democrático Nacional (FDN) que puso contra la pared al régimen de partido hegemónico y presidencialismo a ultranza.
En la conflictiva sucesión presidencial de 1988, el triunfo del candidato del PRI, Carlos Salinas de Gortari, estuvo marcado por la existencia de un fraude, al grado que no se considera una victoria en las urnas si no una imposición de los tecnócratas y de fuertes intereses empresariales. La oposición forzó al régimen a una reforma política de mayor calado. En 1990, 1993 y 1994 se publicaron sucesivas leyes electorales.
Acontecimientos como el asesinato del candidato del PRI, el surgimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y otra devastadora crisis económica, conocida como el error de diciembre, antecedieron la llamada reforma electoral definitiva durante la administración del presidente Ernesto Zedillo Ponce de León. Es en este periodo que nace la alianza política del PRIAN. La aprobación conjunta del FOBAPROA estableció un vínculo carnal entre el PRI y el PAN que prevalece hasta ahora. En 1996 se aprobó la reforma electoral de mayor trascendencia de la alternancia política nacional.
La reforma de 1996 es el marco institucional donde el PRI pierde las elecciones presidenciales de 2000. El triunfo del candidato del PAN se asumió como una normalidad democrática. Sin sobresaltos ni problemas mayores, la transición del poder caminó por la ruta trazada por el órgano electoral.
En 2014, los actores políticos impulsaron una reforma más, dando como resultado la ley electoral vigente. Tiene un aspecto regresivo al centralizar decisiones que son competencia exclusiva de los estados integrantes del Pacto Federal. El presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, está promoviendo otra reforma bajo condiciones completamente diferentes a las anteriores.
El escenario de la nueva reforma político-electoral no es el conflicto político ni los efectos de una crisis económica como en sexenios pasados. Esta se tendrá que negociar desde la aceptación que vivimos un cambio de régimen. Esa es la variable de fondo. El diseño del órgano electoral funcionó y lo hizo bien, pero es procedente que se adapte a las condiciones del sistema político que conduce una fuerza políticadistinta a la alianza del PRIAN. Estos partidos ya no son los actores que definían las reformas pasadas, ahora la fuente de origen es el partido que los venció en 2018 y 2021.