EL DEBATE DE LA DEMOCRACIA LIBERAL CON DJOKOVIC COMO PROTAGONISTA
Por: Isidro O`Shea
@isidroshea
En los últimos años, han sido decenas o centenares de libros, artículos, e incluso documentales que hablan de la crisis de la democracia liberal. Ello no ha sido en vano si consideramoos que realmente hay grandes amenazas a esta: desde liderazgos populistas, como partidos antisistema, o incluso, individuos que abiertamente dicen preferir sistemas autoritarios. Sí, por dificil que esto parezca.
Aquellos que han querido, casi siempre politólogos, han indagado más al respecto, dejando incluso de lado los fenómenos de moda como el populismo o los partidos de derecha radical, para adentrarse más en cuestiones tan elementales, como son los conceptos mismos.
Más de uno en cada universidad, siempre goza de sentirse novedoso y un gran intelectual, al afirmar que hablar de democracia liberal, está tan mal, como desde el mismo concepto lo está en el origen; pues amalgama dos palabras que resultan contradictorias: democracia y liberalismo.
Ahí donde muchos quieren ver contradicción, yo al igual que muchos otros, veo grises y matices, veo balance, veo moderación; y es que no podemos creer que la democracia es hacer precisamente lo que se nos venga en gana dado su ideal liberal. Eso, simplemente nos estaría llevando a escenarios de anarquía y de la ley del más fuerte.
Por ello, la democracia, incluso liberal, necesita instituciones, instituciones que se van moldeando a lo largo de los años, a partir del diálogo y el consenso, pero sobre todo, de las enseñanzas y aprendizajes que vamos adquiriendo en el contexto histórico.
Hoy 11 de enero del 2022 este debate no está primordialmente en recintos universitarios o centros de investigación; está en los canales de deportes, está en el tennis, en uno de los 4 grandes torneos del deporte blanco.
Y es que mientras unos, los pocos – afortunadamente creo yo – argumentan que Djokovic, el tenista serbio, es libre de no vacunarse y jugar el torneo, otros – la mayoría – afortunadamente, sabemos que Djokovic naturalmente es libre de no vacunarse, pero que sus decisiones, al igual que las decisiones de cualquier individuo, tienen repercusiones.
Repercusiones que se establecen de manera natural y legal por consenso social; entrando pues, en otro término que igualmente resulta importante, lo indebatible: aquello que está superado por la sociedad y que no debe causar ya grandes polémicas o debates, tal como lo afirmó el italiano Norberto Bobbio.
¿Qué sucederá si Djokovic contagia a parte del staff que le asignen?; ¿Qué sucederá si contagia a un rival, y dicho rival no puede, por condiciones de salud, jugar una étapa posterior, perdiéndose así la oportunidad de ganar el anseado título?
Incluso, podemos dejar la idea de contagios… ¿Qué mensaje estará dando Djokovic al mundo entero y en especial a las nuevas generaciones, si este gana el título aún habiéndose negado a algo tan básico para la seguridad de todos como lo es la vacunación?
Así pues, es sumamente evidente la razón y lógica por la cual Djokovic no debiera jugar el Australian Open. No podemos permitir, ni ciudadanos ni instituciones, que cada quien, por importante o famoso que sea, tome decisiones sin perspectiva colectiva y solamente a partir de sus ideas individuales.
El mundo necesita progreso, y para progresar, incluso con derechos y libertades, necesitamos de entes, de reglas, de instituciones que nos permitan vivir en armonía, para que a su vez no prevalezca así, eso que muchos consideran que es liberalismo, pero que no es más que anarquismo.
Hoy, desafortunadamente nos damos cuenta, de que hemos llegado bastante lejos con estos debates infértiles, al punto de que hoy no es un Congreso quien lo está poniendo a debate, sino el deporte, uno de los deportes que más se ha caracterizado en la historia por su ética deportiva.
Al final Djokovic sí jugará. Ahora ¿Cómo les pediremos a otros individuos que porten cubrebocas; que mantengan sana distancia; que se queden en casa ante síntomas de la enfermedad?
Parece una batalla pérdida, ojalá sea solo una batalla y no la guerra. Este tipo de personajes pueden ser grandes deportistas, pero nunca tendrán la etiqueta de ídolos.
Cambio de juego: volviendo a nuestros temas, ¿serán el PRI y el PAN lo suficientemente maduros para cooperar y que tenga éxito la candidatura de Carolina Viggiano en Hidalgo? Solo México y sus continuas metamorfosis de su sistema de partidos nos permite ver una candidatura asignada a un partido y representada por un miembro de otro partido?
En fin, es lo que hay.