EL PRI TAN VIEJO Y TAN LEJOS DE MORIR
¿DE QUIÉN ES EL PRI?
Por: Isidro O`Shea
@isidroshea
El pasado 4 de marzo, el PRI cumplió un aniversario más de su fundación como partido político, así pues, afirmar que el PRI ha tenido diversas metamorfosis no es, o no debe ser, algo que impresione a nadie. Es sumamente ordinario que un partido político tan antiguo haya sufrido bastantes cambios. Incluso, vale la pena recordar que las instituciones se forman a partir de individuos, y que, por ende, las instituciones, al igual que los seres humanos, cambian.
El hoy Partido Revolucionario Institucional (PRI) surgió como respuesta de la necesidad colectiva de dejar tiempos de caudillos y comenzar a institucionalizar el país después de un periodo de guerra civil al que llamamos Revolución Mexicana. Su primera crisis no fue en 1968, 1976, o 1988; sus primeras crisis de legitimidad se remontan justamente a los primeros años de su existencia, cuando distintos liderazgos querían ejercer el control del partido y asimismo controlar elpoder del país.
Una vez institucionalizado el país, el PRI fue la columna vertebral no solamente de este como organización, sino incluso, de la triada que define el politólogo Dieter Nohlen.Era pues, el eje central del sistema político, del sistema electoral y del sistema de partidos… era juez y parte.
El italiano Giovanni Sartori definió precisamente en 1976 (mismo año de una de las mayores reformas electorales en México) al sistema de partidos mexicano, como un sistema de partido hegemónico, donde no solamente ganaba siempre el mismo, sino que incluso no había incertidumbre sobre su victoria, lo cual también hizo que Sartori definiera al sistema de partidos mexicano como un sistema “sui generis”, es decir, con características únicas e incomparables.
Sin embargo, a pesar de ser un sistema de partidos sin real competitividad y autoritario, muchos autores lo definieron también como un sistema político jacobino, en donde, el silencio o la nula oposición, se encuadraba a partir de pequeñas dádivas o avances “democráticos”, mismos que en su conjunto permitieron a un muy largo plazo la alternancia y transición democrática en el 2000.
Así pues, el PRI no solo se ha tenido que adaptar y enfrentar a una, dos, o tres crisis dentro del sistema de partidos; lo cierto es que el PRI, desde su fundación, padeció de crisis de legitimidad por parte de distintos sectores. En la plenitud de los años de la institucionalización (década de los sesenta – setenta) también sufrió crisis, primero en 1968 con las manifestaciones estudiantiles, y en la década de los setenta con otras tantas que se reflejaron dentro de la reforma política – electoral de 1976, misma que reconoció la legitimidad y legalidad de otros partidos políticos; principalmente del PAN y del Partido Comunista.
En los 80, el PRI sobrevivió a las malas a otras crisis de legitimidad; producto ello del fraude electoral en Chihuahua, así como al de 1988 basado en la caída del sistema, la cual fue orquestada, sí, por Manuel Bartlett, hoy director de la CFE.
En 1989 el PRI vuelve a sufrir una crisis, pero ello a partir del reconocimiento, ahora sí, de la derrota en las elecciones de Baja California, siendo presidente del partido Luis Donaldo Colosio.
Contrario a lo sucedido en 1988 y 1989, en 1991 el PRI aumentó su legitimidad producto de los programas sociales ejecutados por el gobierno de Salinas de Gortari, quien precisamente los puso en acción con dicha función: recuperar o ganar la legitimidad no obtenida en las elecciones presidenciales.
1994 fue un año sumamente complejo de explicar en el sentido de la respuesta social, pues este se vio ensombrecido por el asesinato del candidato presidencial Luis Donaldo Colosio; asesinato que muchos afirman, se dio precisamente como producto de su escasa popularidad. Sin embargo, otros creemos que ya asesinado, se convirtió en un mártir de la vida política nacional. Quizá sea Colosio el último mártir sin un gran logro de la historia mexicana.
Fue en las elecciones intermedias de 1997, donde el PRI perdió por primera vez la mayoría en la Cámara de Diputados, sin embargo, ello sucedió ya con varias entidades gobernadas por los partidos de oposición como Guanajuato y Jalisco.
No fue hasta el 2000, cuando perdió por 1ª vez las elecciones presidenciales, que se habló de una gran crisis del Revolucionario Institucional; que se habló de una nula posibilidad de retorno de este al ejecutivo federal; incluso se hablaba de su salida del núcleo de la competencia partidista en el país, y no pocos también afirmaban su futura desaparición.
El 2006 también fue un año complicado para el PRI, pues si bien es cierto que contaba con muchos gobernadores que podían soñar con la candidatura priista para ser presidentes del país, esta se quedó en manos de Roberto Madrazo, quien colocó al PRI en tercer lugar en preferencias electorales.
En el 2012 por el contrario, el PRI llegó con un gran liderazgo de la mano del exgobernador mexiquense Enrique Peña, quien, a pesar de diversas crisis y errores de campaña, logró una cómoda ventaja para que no se cuestionara su triunfo.
El 2015 y sus elecciones intermedias socavaron lo que parecía un regreso de ensueño gracias al diálogo y al logro del Pacto X México; sin embargo, una casa blanca y los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa le cobraron al partido una durafactura que a la postre, en el 2018, el candidato presidencial José Antonio Meade también pagaría, quedando en tercer lugar de las preferencias electorales.
Por su parte, en el Estado de México, bajo la presidencia de Ernesto Nemer Álvarez en el Comité Directivo Estatal, el PRI se quedaría solamente con 21 presidencias municipales de 125, 1 diputación federal de mayoría relativa, y 1 local también de mayoría relativa; es decir, cuantitativamente nunca le había ido tan mal al PRI en el Estado de México; sin embargo y a pesar de ello, el PRI mediante la mega coalición estatal recobraría gran parte de lo perdido.
Hoy en el 2022, muchas afirman nuevamente que el PRI está a pocos minutos de desaparecer, sin embargo, poco hacen versu conocimiento sobre un partido, que incluso sobrevivió al final de un sistema del cual él era la columna vertebral, adaptándose a uno de pluralidad y verdadera competencia.
En este 2022 se disputarán 6 elecciones a gobernador, de las cuales, considero el PRI tiene posibilidades mediante la mega coalición en dos de ellas: Durango e Hidalgo. Mientras quepara el 2023, el PRI tendrá que comportarse como una oposición responsable, para así tener posibilidades tanto en el Estado de México como en Coahuila, los dos estados en los cuales habrá elecciones y en los cuales mediante las mega coaliciones tendrá bastantes posibilidades, siempre y cuando, reconozcan y decidan con base en las candidatos o candidatosque la ciudadanía aprueba, pues se ha de reconocer que el PRI por si mismo ya no representa una sola ideología; al PRI igual se le puede poner en el centro derecha del espectro político, como en donde ahora, ellos se posicionan: el centro izquierda, es decir, la socialdemocracia.
Ni Dios sabe quién es el PRI, pero sabe que siempre está ahí.