“El Partido Verde no ha tenido empacho en promover la pena de muerte en las elecciones de 2009; en otorgar permisos de construcción en una reserva ecológica a cambio de dos millones de dólares en Quintana Roo; en transportar un millón de pesos en efectivo sin probar su procedencia; en ofrecer curules a las televisoras; en ser repudiado por los partidos verdes europeos sin inmutarse; en aprobar una reforma energética dañina para el ambiente; en violar la ley”.
Alberto Serdán, Animal Político.
Por: Alberto Abrego
Desde sus orígenes, el Partido Verde Ecologista de México se ha caracterizado por sus “inteligentes” campañas en cada elección, y casi desde su aparición, se ha mantenido como la cuarta fuerza política del país. Siempre ha tenido presencia en el Congreso, y siempre han tenido la fina estrategia de tocar temas sensibles en el electorado y han aprovechado su enorme capacidad negociadora.
Desde su fundación como Partido Político, al principio con registro condicional en 1991, el PVEM se ha consolidado como una empresa familiar que lo que menos le ha preocupado son los postulados de sus estatutos y se ha convertido en una especie de rémora del partido en el poder.
Así, en el año 2000 el PVEM fue aliado de Fox y el PAN; tres años después ya era palero del PRI, al que apoyó en 2006. En 2012 se unió otra vez al partido tricolor de Enrique Peña Nieto y últimamente a la 4T, siempre con enormes beneficios tanto políticos como económicos.
Y como en cada elección, esta vez enfrenta una posible sanción del Instituto Nacional Electoral nada menos que por hacer trampa, pues fieles a sus costumbres y a sus principios tramposos y oportunistas contrataron a influencers y artistas de televisión para realizar proselitismo en redes sociales durante la veda electoral. El asunto siempre queda en una multa económica que para nada es proporcional con los beneficios obtenidos, y aunque el INE amague con quitar el registro del partido, seguramente hay quien no lo permitirá.
Veamos lo que dice la Declaración de Principios de este Partido: “El PVEM es una organización ecologista política interesada fundamentalmente en el cuidado y conservación de la naturaleza y el medio ambiente, busca también la recuperación y afianzamiento de los auténticos valores culturales de México…” Obviamente nada de esto coincide con sus prácticas parasitarias que por más de 20 años han demostrado que son un partido sin ideología y sin ética, pero con gran olfato para la oportunidad y los negocios.
El PVEM es de lo peor que ha producido nuestra democracia. Una empresa mercantil que vive impunemente de nuestros impuestos. Su historia es un conjunto de alianzas y procedimientos legaloides que realizan cada tres años para colocar el mayor número de diputados en el Congreso y venderse al mejor postor. Es un parásito que crece en cada elección y nos cuesta mucho dinero a los contribuyentes y lo único que hay que reconocerle es su extraordinaria capacidad para venderse. Desafortunadamente es solo una muestra más del servilismo, la ambición personal y de grupo, del descaro y de la falta de escrúpulos con tal de mantenerse en el sistema; sin ideología, sin pasión por servir pero sí de servirse y quedar bien con el poderoso en turno, sin importar la dignidad o el decoro personal, valores que en el Verde nunca han existido.
Deberíamos exigir la desaparición de estos partidos políticos que son negocios individuales o de familia; mercancía que una y otra vez se prostituye al mejor postor. Fincados en una legislación electoral llena de lagunas, porque estos remedos de partido le cuestan mucho dinero al país y ningún beneficio aportan, y son una muestra más de nuestro penoso subdesarrollo político.
Todo ello sucede mientras la dificultad para conseguir el sustento diario es una cruda realidad que viven hoy millones de mexicanos por falta de empleo, mientras algunos disponen de millones de pesos tan solo por prostituirse políticamente. Si nuestras leyes se aplicaran medianamente, estos corruptos estarían en la cárcel, y veríamos si tras las rejas este Partido continúa haciendo campañas tan patéticas, como fructíferas para sus intereses.
RÁPIDAS MEXIQUENSES. Casualmente, previo a las elecciones del 6 de junio, en el Estado de México, la CDMX y en gran parte del país el semáforo epidemiológico pasó a color verde. Se comprende la urgencia por abrir comercios después de muchos meses para reactivar la economía, y para que los electores salieran sin temor a emitir su voto. Los resultados son casi inmediatos, varios casos confirmados de Covid-19 en niños de varias escuelas, pero bueno, al parecer lo importante era que la jornada electoral se llevara a cabo sin mayores contratiempos. Al respecto, las autoridades del municipio de Ecatepec decidieron que en esa localidad el semáforo continuará en amarillo, por lo que los niños no tendrán que regresar a clases presenciales. Esta vez vamos a ponerle una palomita al alcalde Fernando Vilchis. Bien por esa.