martes, junio 25, 2024
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LA DERECHA RADICAL YA FORMA PARTE DE GOBIERNO EN ESPAÑA- Isidro O`Shea

LA DERECHA RADICAL YA FORMA PARTE DE GOBIERNO EN ESPAÑA

Por: Isidro O`Shea

@isidroshea

Analista Político y Electoral

En semanas pasadas se llevaron a cabo las elecciones a presidente de la Comunidad de Castilla y León, España; una de las comunidades autónomas más antiguas. La figura de presidente de comunidad autónoma equivale a la figura de gobernador o gobernadora en alguna de las entidades de nuestro país.

Dichas elecciones se dieron en un escenario recio y poco amigable, pues el ciclo electoral se anticipó dado el desencuentro entre los dos partidos que cogobernaban la entidad: el tradicional Partido Popular (PP) de corte demócrata cristiano, y el partido Ciudadanos, partido que había tenido un importante crecimiento y éxito en años pasados, que se ubicaba en el centro del espectro ideológico pero que debido a su mala gestión y malas estrategias decayó en las preferencias nacionales de las últimas elecciones generales para elegir Presidente del Gobierno español.

Con el mencionado desencuentro entre las formaciones azul y naranja, se anticipó lo que llamamos, en ciencia política, ciclo electoral; sin embargo, tal como se pronosticaba, la fuerza electoral de los partidos políticos distaría mucho de las anteriores elecciones, pero quizá nunca nadie se imaginó en qué magnitud.

La derecha creció como la espuma, el centro casi desapareció, y la izquierda si bien mantuvo sus votos concentrados en el tradicional Partido Socialista Obrero Español (PSOE) quedó debilitada por la fragmentación y reducción del voto del  partido más orillado a la izquierda del espectro: Unidas Podemos, cuyos líderes se remontan a las protestas del 15 – M en la Puerta del Sol de Madrid, el movimiento de lo indignados; es decir, líderes que surgieron a partir de las manifestaciones anti sistémicas, pero que hoy, evidentemente, ya son parte de dicho sistema.

Así pues, el PP obtuvo 31 escaños, mientras el PSOE se quedó con 28; ninguno logró una mayoría absoluta que lo llevara a conseguir solitariamente la presidencia de la comunidad de Castilla y León, los dos, en todo caso,necesitaban de aliados; sin embargo, el PP, por facto era el partido más apto a conseguirlos, dado que el PSOE, de manera evidente, no solamente carecía de curules propios, sino también de posibles socios.

La pregunta natural ante dichos resultados era ¿Cuál sería la estrategia del PP y cómo lograría la negociación con los otros partidos políticos? Y es que ello se cuestionaba dada la estrategia de comunicación del PP durante campaña, que se basó en gran medida en diferenciarse y distanciarse de la derecha radical de VOX.

Lo anterior significaba pues, una complicada elección para el partido de la derecha tradicional española: o bien tendría que negociar con VOX, es decir, con aquellos delos que se quería mantener lejos, dados sus principios ideológicos, y con el afán de no asustar o desalentar a los electores medios que no respaldan las políticas públicas radicales, o bien, tendría que negociar con su histórico partido antagónico el PSOE, el cual tenía más de los suficientes curules para permitir un gobierno de coalición entre ambos partidos tradicionales, un gobierno que podría definirse como de megacoalicón dada la rivalidad y diferencia de cuadro ideológico entre ambos, pero que permitiera mantener lejos de las oficinas de gobierno a los partidos antisistema y radicales, como lo es VOX.

Era pues, algo similar a lo que hoy día puede estar resultando en las coaliciones electorales entre el PRI, el PAN y el PRD, con la diferencia de que en México el enemigo no es la derecha radical, sino el populismo surgido de la “izquierda” nacionalista de Andrés Manuel López Obrador.

Ello tanto en la realidad como en la teoría política ha tenido lugar en varias partes del mundo, evidenciando así, que no es imposible que partidos que durante una larga era se mantuvieron como antagónicos, unan fuerzas a favor de la democracia, teniendo como enemigo no solamente a la demagogia más sucia, sino al populismo derrocador de regímenes políticos estables, que de un día para otro, llegan a ser secuestrados por personas e instituciones que no son aptos a un sistema democrático, y que utilizan su fuerza bruta (nunca mejor dicho) para hacer de los sistemas un rompecabezas.

A lo anterior, sumaría el hecho, del peligro que nace, a partir del surgimiento de un partido radical de izquierda o de derecha, que, de cierta manera, no intencional, siembra semillas para que surja otra opción radical al otro lado del espectro ideológico, pero igual de antidemocrática o iliberal. En México, tenemos ya el ejemplo de la poca agraciada declaración del diputado y excandidatopresidencial Gabriel Quadri, quien afirmó hace un tiempo que a México le hace falta un partido como VOX de España, mismo que se distingue por: xenófobo, homofóbico, y cuyo estandarte es un nacionalismo apegado a valores de movimientos que tanto daño han hecho al mundo como el nazismo o el fascismo.

Por lo anterior, es indispensable seguir fortaleciendo la cultura de la democracia, por más difícil que ello parezca, pues es aun más difícil y cansado vivir en regímenes donde las libertades son coartadas.

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