PAN, limitado a administrar la derrota
Lo que le ocurrió al PAN en las elecciones del 4 de junio no fue más que una consecuencia de su actual circunstancia. Un partido desintegrado, que en menos de 15 años pasó de la meritocracia generadora de liderazgos al cacicazgo corporativo.
¿Qué sucedió con este partido?, aún se preguntan propios y extraños. La respuesta no es difícil de contestar.
Sin estructura en las bases y dividido en las élites el resultado era esperado. En diciembre pasado las dirigencias nacional y estatal tenían un pronóstico peor del que alcanzaron con Josefina Vázquez Mota, quien al final del camino resultó ser «de los males el menor» frente a Ulises Ramírez, José Luis Durán, Juan Carlos Núñez y Juan Rodolfo Sánchez, todos estos dignos representantes del cascajo político albiazul. Por estatutos el PAN sólo puede tener tres formas de representación en los municipios, que son base de toda estructura política.
1.- Comité municipal, que para formarse requiere de al menos 40 militantes y son ellos quienes designan a los dirigentes. 2.- Delegación Municipal, asignada por el Comité Estatal bajo una de dos circunstancias: por conflicto entre grupos de militantes que pelean el control o porque hay menos de 40 militantes; y 3.- Comisión Organizadora, que se instaura cuando no tiene más de 10 militantes en un municipio, es decir, los encargados son literalmente evangelizadores del partido.
Actualmente el PAN en el territorio mexiquense tiene 70 delegaciones municipales, 15 comisiones organizadoras y apenas 35 comités municipales. Esto refleja una ausencia de estructura orgánica.
A esto hay que sumarle el desgarriate que tuvo el partido con los cambios internos que impactaron en su número de militantes, donde se quitó la figura de miembro adherente. Cómo está la cosa, que ser militante del PAN resultó tan sencillo como crear una cuenta de Facebook.
Mientras en junio del 2014 eran apenas 17 mil militantes activos de Acción Nacional, para octubre del 2015 ya eran 44 mil militantes. Un padrón que en 14 meses crecido en casi el 200% en el estado pero que no se vio reflejado en el activismo ni en los votos de las últimas dos elecciones. Aunque tampoco es para sorprenderse pues hubo algunos panistas que montaron «ciber-cafés» para afiliar a militantes y así amarrar sus candidaturas.
¿Y todavía se preguntan por qué quedaron en cuarto lugar?
CANCIÓN, DICHO O REFRÁN
Y con esta masa hay que hacer tamales…
Para el 2018 el escenario no pinta diferente en Acción Nacional. Los panistas presentarán las mismas caras con los mismos nombres. Créanlo, en la mayoría de municipios y distritos, incluyendo algunos de los que hoy gobiernan o representan, el pleito no será por encabezar las planillas de ayuntamientos ni por las fórmulas de diputados locales y federales de mayoría. El agarrón será en torno a las dos primeras regidurías o los espacios plurinominales de las legislaturas. A los panistas no se les ve interés de competir y ganar, sólo de administrar la derrota.