Mireya Miranda Carrillo
En todos los países existen situaciones sociales, políticas y económicas que se deben modificar; sin embargo, pocas veces se atiende esa problemática hasta que figuras públicas aprovechan ciertos espacios para volver los foros de denuncia. La sociedad se impacta al conocer la lucha de la población afroamericana por el reconocimiento y ejercicio de sus derechos, por la igualdad y equidad para el trabajo de las mujeres, o por proteger a los migrantes.
Me sorprendió escuchar en la pasada entrega de los Premios Óscar que en la actualidad hay más hombres negros encarcelados que esclavos en cierta época de la historia de Estados Unidos. ¿Sabías que en México existen alrededor de ocho mil indígenas recluidos en instituciones penitenciarias? Las razones son diversas, incluso a algunos ni siquiera se les ha informado la razón o la causa; tal vez por la práctica de los usos y costumbres o debido a que no hay un intérprete que los auxilie en el proceso y, mucho menos defensores públicos bilingües que les brinden la asesoría necesaria.
Actualmente, hay 28 defensores públicos bilingües en todo el país, lo cual es insuficiente, y mucho más con la entrada en vigor de la reforma a nuestra Carta Magna en cuanto al Sistema de Justicia Penal que prevé los juicios orales. Cabe resaltar que en días pasados, la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas dio a conocer que está por integrarse el primer padrón de abogados indígenas bilingües (160), mientras que, por otro lado, únicamente la Universidad Autónoma Indígena de México y las Universidades Interculturales de Puebla y Veracruz son las únicas que ofrecen la carrera de Derecho.
Es importante recordar que desde 1972 el Sistema Interamericano de Derechos Humanos sostuvo que es un compromiso sagrado de los Estados «proteger especialmente a los pueblos indígenas, no sólo en sus derechos como personas como la no discriminación, la igualdad, paridad de género, educación, salud, acceso a la justicia; sino en el ámbito colectivo a la autodeterminación, al desarrollo, y el respeto a su relación con la tierra, sus territorios y recursos naturales. Asimismo, preservar en todo momento la dignidad de las personas».
Y las preguntas que me surgen al respecto ¿cuál es nuestro papel en la protección y respeto los derechos humanos de los pueblos indígenas? ¿Nos respetamos unos a otros? Considero que esto puede lograrse si desde casa se promueve la honra y el respeto hacia nuestros cinco pueblos originarios del Estado de México, a saber, Matlatzinca, Mazahua, Nahua, Otomí y Tlahuica. Además, es imperante denunciar las violaciones de las que son objeto nuestros pueblos indígenas, es imperante ver su real y actual situación.