POR Leo ESPINOZA
El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ordeno garantizar una representatividad real de los pueblos y comunidades indígenas, la Sala Superior ratificó el acuerdo del Instituto Nacional Electoral (INE) que amplió de 13 a 21 los distritos electorales federales donde los partidos deben registrar fórmulas de candidatos de pueblos originarios a diputados federales en la siguiente legislatura.
Y es que de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), 25.7 millones de personas, es decir el 21.5% de la población, se autoadscribe como indígena, tal cantidad de población tiene muy poca representatividad en la legislatura federal, por lo que ampliar la cuota como se hizo con las mujeres es acertada pues en el país las féminas representan el 51.1% y años anteriores no tenían escaños hasta que por ley se mandato.
Avances como estos se tienen que celebrar y hacer extensivas este tipo de medidas a grupos sociales que tradicionalmente han sido colocados en desventaja política y están subrepresentados en los cargos de elección popular, pues es sabido que personas con discapacidad y todas aquellas comunidades o grupos que usualmente están en situación de vulnerabilidad y por virtud de ello no cuentan con representación legislativa, como la comunidad LGBTTTIQ+ o personas afrodescendientes no tienen la oportunidad de mejorar sus condiciones o el reconocimiento de sus derechos.
Por desgracia la sala superior desechó, en contraste, un recurso ciudadano que pedía que los partidos designen al menos 10% de candidatos a diputados federales a personas de la diversidad sexual y aunque la población diversa representa un 15% de las y los mexicanos parece ser que tendrá que seguir luchando y esperando para que se les permita llegar a donde se realizan las leyes en nuestro país.
Y es que quien ya tiene callo político sabe que la población diversa recurrentemente es utilizada en tiempos electorales, las promesas vacías para la agenda legislativa de derechos, muchas fotos y promesas de candidaturas o espacios en la administración pública con tal de obtener el voto rosa es ya una costumbre.
Curiosamente los partidos políticos que en sus estatutos refieren pelear y representar a las minorías hacen muy poco o nada para que dichos sectores estén representados en las cámaras federales y locales, ahora con la ampliación de distritos para personas indígenas no va a faltar quien se asuma indígena con tal de acceder a ser candidato como ocurrió en Oaxaca hace unos años donde unos hombres se registraron como mujeres trans para acceder al poder.
Si bien falta mucho para que México crezca en su democracia y se reconocen estas victorias lo ideal es que los partidos se apegaran a sus documentos básicos y dieran estos espacios sin que las autoridades electorales se los mandaten, pero mientras esto no ocurra los litigios estratégicos y las luchas sociales serán el instrumento a utilizar para hacer llegar las voces de los oprimidos y acallados durante años y años.
¡Nos leemos la próxima semana querido lector un abrazo!
Leo Espinoza, abogado, activista, conductor, político y orgullosamente gay.