Por: Norberto Hernández
Si preguntamos a los líderes más visibles de los partidos políticos en el estado de México dirán que no, que ellos están dando lo mejor que tienen para contribuir al desarrollo de sus institutos políticos y un largo bla, bla, bla; pero es de sobra conocido, por no decir público y notorio, que aspiran a la candidatura a la gubernatura por el estado de México. Para no perderse entre tantas siglas, solo hablemos de los partidos que tienen garantizado su registro y continuidad para la sucesión por la gubernatura en 2023.
Por orden de antigüedad, el Partido Acción Nacional (PAN) tiene un claro candidato del momento, pero quién sabe si la coyuntura del resultado de las elecciones del próximo 6 junio lo sostenga en el sitio de puntero. Es probable que los nuevos actores que ocupen los cargos públicos cambien de parecer y decidan por otra opción como aspirante a la gubernatura mexiquense. Aunque más bien creo que los motivos que dieron origen a una coalición de tres partidos para competir en las elecciones locales de 2021 sea una acción anticipada con miras al proceso por la gubernatura.
En ese caso, es probable que la punta de lanza no sea del PAN. Por el peso específico, el partido puede perder en la mesa y sea otro el candidato de la coalición el que se lleve la nominación. El tercer miembro de la coalición (el amarillo) ya tiene definido su sitio: ir por los “chescos” y las caguamas, aunque se enoje Anaya. Nada más como detalle, el panista puntero y el presidente del partido ya crearon su propia oposición por el proceso de selección de candidatos y por la firma del convenio de coalición. Un sector amplio del panismo está inconforme. Esos grupos difícilmente van a ratificar el apoyo al pregonado líder del panismo estatal de facto.
En el Partido Revolucionario Institucional (PRI) los movimientos son calculados. Nada improvisan y saben su realidad. Es el partido que más gana a partir que lograron consolidar una coalición donde suman el capital electoral del PAN que tiene un voto más duro y consolidado por su militancia o voto ideológico. Incluso, el rechazo al presidente y su partido lo suma positivamente el electorado panista, no los priistas que más bien se han acercado a la preferencia morenista. Tendrán presencia en todos los ayuntamientos del estado y esperan, o suponen, conseguir una mayoría en la Cámara de Diputados locales en alianza con los panistas. A diferencia del PAN, que por más ayuntamientos y diputaciones locales que gane no tiene la gubernatura en sus manos, el PRI sí. Esto marca una diferencia decisiva para anticipar quien podría encabezar la candidatura de gobernador en una posible continuidad de la coalición de los tres partidos: azules, rojos y amarillos. Aspirantes rojos sobran, pero esta vez tienen que ser certeros para no perder competitividad en una elección reñida. Se anticipa que pueden perder la gubernatura que controlan desde 1942.
Una posible ventaja que puedan tener, luego de las elecciones intermedias de junio próximo, es el desgaste del gobierno federal. De hecho, la más sólida motivación de su coalición fue el aparente desánimo del electorado hacia el gobierno y la forma de gobernar del actual presidente de la República. Es de sobra conocido que solos, como partido, sus posibilidades se reducen, pero aliados también existe el riesgo que el desgaste político-electoral sea mayor; es decir, que los costos sean más altos que el peso de sus victorias.
Para el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), las cosas tienen distintas variantes. La primera es que siguen siendo un movimiento. No pudieron consolidarse como partido político. La otra es que dependen del activismo del presidente de la República, sobre todo del manejo de la agenda nacional con las mañaneras. En consecuencia, heredan los aciertos o los errores atribuidos al Ejecutivo. La evaluación al mandatario se mantiene en números positivos y se espera que esa tendencia sea un elemento a tomar en cuenta por el electorado. Sobre todo, se espera que los grupos sociales que reciben un apoyo de los programas federales, retribuyan con su voto a MORENA.
A pesar de ir en coalición, el partido a vencer es MORENA que tiene como discurso de mayor rentabilidad ligar a sus adversarios con los torrentes de corrupción que día a día son públicos. Al menos tiene tres aspirantes a la candidatura a gobernador, pero también existe la posibilidad que el presidente López Obrador tenga otros datos. Los punteros en este caso son oriundos del oriente de la entidad, uno de ellos activo localmente y con sobrada fuerza política para lograr la candidatura. El otro no se queda atrás por la cercanía al poder presidencial.
En suma, las elecciones de junio de 2021 constituyen el arranque de la sucesión por la gubernatura.