sábado, abril 27, 2024
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Zona Diversa · Leo Espinoza

La educación como pilar transformador para la normalización del respeto de los derechos humanos de las poblaciones de la diversidad sexual

El prejuicio, el estigma y la discriminación se combaten con información

Insuficiente el trabajo de activistas y organizaciones sin el apoyo y compromiso del Estado para abrir puertas en vías de sensibilización y capacitación.

En el Marco del mes del orgullo LGBTTTIQANB+ es preciso reflexionar sobre las agendas pendientes que faltan por cubrir en el país y en las entidades, por ello es de especial atención analizar que la educación es el único método reconocible para realizar un cambio en la sociedad y que las próximas generaciones puedan cambiar el trato hacia las personas pertenecientes a la diversidad sexual.

De mantener el actual sistema de educación pública y privada, por más cambios legislativos que se materialicen la realidad de muchas, muchos y muches no va a mejorar, pues el sistema sigue siendo dicotómico en perpetuar estereotipos y roles de género, dentro y fuera de las aulas en los sectores básicos de la educación que comprenden kínder, primaria, secundaria y preparatoria, y los planes de estudio de la totalidad de carreras profesionales no cuentan con perspectiva de género, diversa ni de derechos humanos.

Es sabido que para combatir la discriminación se es necesario crear e incentivar una reingeniería del sistema de educación en el país, el fundamento legal está más que rebasado y la SEP se ha quedado rezagada y desactualizada en implementar políticas de nivelación y acciones afirmativas al respecto.

Está comprobado en países que nos llevan años en el reconocimiento de derechos de las disidencias sexuales que al cambiar la forma de educar a su ciudadanía mejora significativamente el trato entre pares.

Por ello el trabajo de activistas y organizaciones de la sociedad civil resulta insuficiente pues aunque se propusieran brindar charlas, conferencias, ponencias y talleres al mismo tiempo en todos los rincones del país, el esfuerzo no daría para cubrir todos los espacios educativos en México, y por supuesto no garantiza que dichas recomendaciones se implementen en las aulas día con día.

La ruta aunque pareciera clara es difícil de implementar y se requiere de un modelo de educación pública que sea serio y que se implemente de forma obligatoria atendiendo los preceptos constitucionales y las leyes federales y secundarias, solo así las escuelas tendrían la obligación de hablar sobre estos temas e informar a los educandos. Y a nivel superior dotar de herramientas para que futuros profesionistas tengan la sensibilidad de respetar y actuar conforme a su ejercicio profesional un trato igualitario.

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