viernes, noviembre 22, 2024
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Vínculo madre e hija, un amor que no reconoce fronteras

REDACCIÓN

Después de 19 años sin verse, Gaby y Ofelia esperan festejar todos esos 10 de Mayo que se quedaron atrás, en los cuales no hubo abrazos, música o comida, tan sólo una llamada con un dejo de nostalgia y un vacío en el corazón.

Y es que este año, el sueño de que puedan volver a encontrarse parece ser cada vez más real, puesto que, desde hace un tiempo, Ofelia empezó a hacer los trámites necesarios para visitar a su hija, quien actualmente vive en la ciudad de Chicago, Illinois.

Ofelia, con una sonrisa en el rostro y con la mirada llena de esperanza, dice tener mucha confianza en que le autoricen su entrada a los Estados Unidos, «creo que cubro todos los requisitos que vienen en las hojas que me dieron”.

Sin embargo, para su hija Gaby, vivir el sueño americano pareciera distante, incluso «una mentira. A lo mejor los sueldos son más altos, pero la vida también es más cara. Yo gano 10 dólares por hora, pero la renta mensual del departamento en el que vivo con mi familia es de 650 dólares».

El departamento, el cual habitan cinco adultos y una adolescente, tiene una sola recamara, una pequeña cocina, un baño, un comedor «y una pequeña salita. Imagínate como vivimos todos en este espacio”, comenta Gaby.

A pesar de ello, y tras jornadas de trabajo de 12 horas en una fábrica de cereales y chocolate, no deja de soñar con el día en que pueda volver a abrazar a su madre. “Ya casi tengo todo el dinero para mandarle y que compre su boleto de avión”.

Para el Coordinador del Programa de Remesas e Inclusión Financiera del Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos (CEMLA), René Alberto Maldonado, el envío de dinero, además de ayudar a quienes se quedan en el país, puede ser una muestra de amor.

Ello, «porque los propios migrantes quieren permanecer vigentes en los sentimientos de sus parientes en el país de origen”, aunado a que son un medio de subsistencia que permite que las familias no caigan por debajo de la línea de la pobreza.

De acuerdo con Maldonado, mayo es el mes en el que se reciben más remesas en México, por el Día de las Madres, incluso hasta 8.0 por ciento superiores en comparación con meses como diciembre, el otro pico importante que registran estos envíos.

Por ejemplo, comentó, el promedio mensual de operaciones durante 2018 fue de 285 mil, pero en mayo la cifra se elevó a 815 mil; mientras que en montos, el aumento es de 13 por ciento contra el promedio mensual, lo cual es bastante significativo.

En tanto, según diversos estudios publicados en el país, la persona a la que más le llegan remesas es a la mamá, aunque el monto es más pequeño si se compara con la cantidad de dinero que recibe el cónyuge, por ejemplo, o los hijos.

Durante el año pasado, el monto mensual que recibieron las mamás fue de 270 dólares, recursos que representan 15 por ciento del ingreso del hogar, los cuales también pueden ocupar para visitar a sus seres queridos que viven del otro lado de la frontera.

Gaby recuerda que además de llamar a su mamá cada 10 de mayo, para felicitarla y conversar un poco, hace «todos los esfuerzos por mandarle por lo menos 100 dólares extra, para que se compre un regalo”.

Ahora, el pequeño departamento de Gaby parece estar repleto, pero con la alegría y la esperanza de que pronto pueda reencontrarse con su madre, y tratar de cubrir ese vacío que, por 19 años, se llenó con una simple llamada telefónica.

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