Por Julio Alejandro AGUIRRE PADILLA
*La rueda de la fortuna.
*¡Oh!, ¿y ahora quién podrá defendernos?
*El que a hierro mata…
El poder sin el abuso pierde su encanto: Paul Ambroise Valéry.
De la misma manera que cambiaron los poderes por primera vez en la historia del país (con Vicente Fox Quesada, representando al Partido Acción Nacional), y de igual forma que El Partido Revolucionario Institucional, con Enrique Peña Nieto como abanderado. De la misma manera como Andrés Manuel López Obrador volvió a quitarle la silla máxima del país al tricolor, de esa misma forma perderá (pienso), el poder el partido Morena el poder Ejecutivo en la próxima elección presidencial.
La fórmula se llama hartazgo, decepción, coraje e indignación de los mexicanos que jugamos al tin marin, de don pingué.
Apostó por el PRI, partido al que aguantó décadas con una bola de cínicos y sinvergüenzas. El abuso de poder de dicho partido lo llevó a que el ranchero botudo coca-colero de Vicente Fox cumpliera lo que se veía imposible: sacar a las víboras, tepocatas y el amplio vocabulario en cuestión de bichos que se arrastran utilizado durante su campaña.
Dije entonces que Vicente Fox no ganó, El PRI, perdió (lo sostengo).
El botudo pensó que la silla presidencial era algo similar a la silla de montar y que Palacio de Gobierno era como su rancho. Craso error para él que pagamos todos los mexicanos. Ese hombre de pueblo demostró que para ordeñar vacas era bueno, para guiar a un país era y es muy malo.
Vino otra elección presidencial y bajo un mundo de sospechas y acusaciones, Fox dejó calientita la silla a su compañero de partido: Felipe Calderón Hinojosa. El pueblo, pienso, quiso darle una segunda oportunidad al partido azul con la esperanza de que este (Calderón), fuera menos malo que aquel (Vicente Fox).
Tampoco el sueño se hizo realidad y la sociedad, hasta la madre de lo que veía, levantó el castigo al partido tricolor (sin saber en la que se metía) y así llegó el muy popular Enrique Peña Nieto. El Partido Revolucionario Institucional estaba de regreso…y por muchos años más, pensaron.
Y los mexicanos vivimos seis largos años de pesadilla, donde reinó y a manos llenas y ojos vistos el gabinete del mexiquense hizo del robo y la corrupción su mejor, su máxima obra.
Juan Pueblo volvió a cambiar de rumbo. Ya había dicho de tin marin, ya había puesto a don pingué y nada bueno para el pueblo sucedía.
Quedaba por ahí un hombre terco y alborotador que con sus propuestas y deseos se sentía el Mesías que el país necesitaba, y por el votó la mayoría de los mexicanos. Arrasador triunfo y el político tabasqueño recibía un cheque en blanco.
El pueblo había decidido darle todo el poder, y decir todo… ¡es todo! La silla presidencial, gubernaturas en los Estados, alcaldías y lo más importante y valioso: un Congreso con mayoría de morenistas, colados y oportunistas.
COMPETENCIA
Todo poder es una conspiración permanente: Honorato De Balzac.
Tristemente los más recientes Presidentes han entrado en una dinámica diabólica: No se trata de quien es mejor. Hoy la lucha es por saber quién es el peor presidente de México.
Conceptos muy personales me llevar a esperar que Andrés Manuel López Obrador terminará su reinado y se irá con más pena que gloria. Con más vergüenza que laureles. No sé si igual o peor que Fox, igual o peor que Calderón, igual o peor que Peña.
A poco más de un año y medio de su reinado Andrés Manuel López Obrador ha provocado que en tiempo record la gente que no votó por él esté pidiendo su renuncia. Quieren que se vaya. No es lo que esperaban de él. Sus promesas en campaña están en el bote de basura. Le queda grande el país. Ya dio lo que tenía que dar (muy poco para no decir nada).
A la mujer ni todo el amor ni todo el dinero, reza refrán muy mexicano. Increíblemente a AMLO se lo dieron y no es prudente que un país sea mandado única y exclusivamente por una persona.
Ningún país lo merece. Ningún partido se lo ha ganado.
El próximo año tendremos lo que se llama elecciones intermedias. Las boletas en nada perjudicarán, personalmente, al tabasqueño, pero las cosas pueden cambiar en mucho si el voto se reparte para que las cámaras y el Congreso de la Unión no sea mandada por una sola bancada y que, sin rechistar, aprueben lo que un solo hombre decide por y para el país.
Termino el comentario señalando ¡Oh!, ¿y ahora quién podrá gobernarnos?
Los mexicanos ya probamos helados de todos colores y sabores y lo único que hemos logrado es contagiarnos del virus con un largo nombre: Miseria-hambre-desempleo-coraje, irritación-impotencia-robo-delincuencia-falsedad-ineficacia e impunidad.
Una sola cosa está comprobada. Los mejores hombres de México no están en la política.
Tal vez lloré o tal vez reí/ tal vez gané o tal vez perdí/ ahora sé que fui feliz y si lloré también amé, puedo seguir hasta el final…A mi manerA.
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