* El actor y luchador dice que en México se siente
como en su casa y no tiene planes de irse.
México.- Al igual que un salmón, el luchador y actor «Marco Corleone» viajó contracorriente y cruzó la frontera sur de su natal Estados Unidos para llegar a México, donde ha logrado su realización profesional y personal al lado de una mexicana con quien encontró el amor.
Desde hace una década, Mark Robert Jindrak, mejor conocido en el ambiente artístico como «Marco Corleone», llegó a México para vivir como él dice: «el sueño mexicano».
En un país ajeno a sus costumbres y tradiciones, el neoyorkino ha encontrado las condiciones para ejercer su labor como luchador profesional y formar una familia al lado de la bailarina mexicana Miroslava Luna, con quien procreó al pequeño Gerónimo, de dos meses de edad.
Corleone compartió con Notimex cómo ha sido su vida en este país, al que siente como su casa y del que no tiene planes de irse, pues aseguró que aún hay muchos sueños en puerta por cumplir.
Hoy en día trabaja en su sexta telenovela al lado de la productora Rosy Ocampo y se desempeña como luchador profesional, ámbito en el que ha tenido gran éxito gracias a que ha entendido que el pancracio mexicano es un arte.
«Yo estuve ejerciendo como luchador profesional en varias empresas, incluso fui hasta Japón; pero fue en 2006, cuando llegue a México, que para mí inició otra historia», comentó.
El atleta aseveró que siempre ha tenido buena relación con los mexicanos y recordó con cariño algunas charlas con otros compañeros, como Rey Misterio, quien le hablaba de la calidez del país y de la gente, pero al principio esas palabras sonaban extrañas y poco comprensibles.
«Una década después puedo hablar de que he entendido ese significado y que veo a este país como mi casa y la de mi familia.
Es verdad eso que dicen, de que mi casa es tú casa. Siempre he encontrado en este país a alguien que me tiende la mano, que me ayuda y me apoya», indicó.
Su decisión de quedarse en el país se dio tras una función de lucha libre en la cual sintió la entrega del público que, pese a saber que era extranjero y rudo, lo recibió espectacularmente.
«Aún puedo sentir la piel erizándoseme con los gritos y fue esa sensación de pasión la que me llevó a quedarme, porque he de ser sincero: mi gente de Estados Unidos es fría, no te trasmite estas sensaciones», declaró.
«Supe en ese momento que estaba en lugar correcto para cumplir mi sueño de ser un gran luchador, porque aquí los mexicanos tienen respeto por este deporte, además de que puede desempeñarme en otros ámbitos», añadió.
Aun con dificultades para hablar español, Corleone reconoce que en México se siente bien por lo que hace caso omiso cuando algún compatriota le ha pedido que regrese a Estados Unidos; está firme en su decisión y más ahora, con su reciente paternidad, pues desea que su hijo aprenda y quiera a México.
«México es pasión y entrega. Los mexicanos son creativos y trabajadores», cualidades que admira Corleone, quien también se ha dado a la tarea de conocer algunas tradiciones como el Día de Muertos; por ello en noviembre pasado él y su esposa Miroslava montaron un altar, para recordar a sus seres queridos, lo cual lo dejó maravillado.
«No mentiré al decir que siempre defiendo México e invito a mis compatriotas a venir», comentó el gladiador, pero reiteró que él es un estadunidense que cumple su sueño en México.