Los uniformados indicaron que solo exigen el pago de lo que por derecho les corresponde.
Por Guadalupe de la Cruz
Alrededor de 100 policías del municipio de Toluca exigieron a las autoridades locales el pago de salarios, primas vacacionales, aguinaldos y algunas prestaciones, así como insumos por parte del Ayuntamiento que encabeza Juan Rodolfo Sánchez Gómez ya que, aseguran, los han dejado en el abandono desde hace medio año.
Los inconformes aseguraron que debido a la irresponsabilidad de las autoridades municipales, familias completas se han desintegrado e incluso endeudado para poder cubrir sus necesidades básicas, por lo que cansados de tantas promesas decidieron actuar.
Por tal motivo acudieron a las instalaciones del Ayuntamiento y cerraron la calle de Independencia, y posteriormente de Lerdo, con el objetivo de solicitar a las autoridades el pago que por derecho les corresponde, así como garantizar que el último mes del año su dinero esté seguro.
Precisaron que al no recibir el pago correspondiente de la primera quincena de noviembre y ante la incertidumbre de no contar con las prestaciones de fin de año, como prima vacacional y aguinaldo, trabajadores de Seguridad Pública en Toluca decidieron alzar la voz, pese a las intimidaciones de las cuales han sido objeto y por las que no todos los afectados se manifestaron.
“Solo estamos exigiendo lo que por ley nos corresponde, no tenemos el salario seguro, nos estamos endeudando más por pedir prestado, solo pedimos que cumplan con nuestros pagos y se comprometan a cubrir nuestra prima y el aguinaldo”, comentó un policía afectado, quien prefirió omitir su nombre por miedo a represalias.
Los elementos policiacos indicaron que la irregularidad de los pagos empezó después de concluido el proceso electoral, donde el actual alcalde, Juan Rodolfo Sánchez Gómez, perdió la elección; asimismo, la falta de insumos para desempeñar su trabajo también empezó a faltar.
Cabe mencionar que familiares de los policías acudieron a apoyar, pues manifestaron que algunos tienen hijos con capacidades diferentes y dependen del recurso económico para continuar con los tratamientos de los infantes.
“Nuestros hijos no pueden dejar de comer. Mi sobrino, por ejemplo, tiene que ir a sus terapias y lleva varios meses de no recibir el tratamiento, lo tenemos estancado, estamos en una situación bastante complicada porque sí son caras, pero hasta cuestiones de alimento ya es difícil”, dijo una de las señoras que acompañó a su familiar.