Redacción
Rusia lanzó un nuevo ataque contra la infraestructura energética de Ucrania con misiles y drones, afectando gravemente el suministro de electricidad y calefacción en el país. El impacto de estos ataques también repercute en la producción de armamento, debilitando la capacidad de defensa ucraniana.
Las autoridades reportaron que varias viviendas resultaron dañadas y al menos diez personas sufrieron heridas. El bombardeo tuvo lugar en un contexto en el que Estados Unidos decidió suspender temporalmente el acceso de Ucrania a imágenes satelitales no clasificadas, lo que dificulta la planificación de sus operaciones militares y su capacidad de respuesta ante los ataques rusos.
Funcionarios estadounidenses señalaron que la medida está alineada con la nueva política de apoyo a Ucrania, sin proporcionar detalles adicionales. La empresa Maxar Technologies, proveedora de estas imágenes, confirmó la suspensión del servicio. Sin el respaldo en inteligencia que proporcionaba este acceso, la defensa aérea ucraniana enfrenta mayores desafíos.
Mientras tanto, la Unión Europea avanzó en la aprobación de un plan para incrementar su gasto militar, anticipando que deberá asumir un mayor compromiso en el apoyo a Ucrania. En el campo de batalla, las fuerzas rusas intensificaron sus ofensivas en distintos puntos de la línea de frente, poniendo en aprietos a las tropas ucranianas.
El presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy, busca respaldo internacional para frenar los ataques a la infraestructura civil. En una reciente conversación con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, discutió propuestas para reducir la escalada del conflicto, incluyendo la suspensión de bombardeos y combates en el Mar Negro. Erdogan expresó su apoyo a un alto el fuego inmediato como primer paso hacia un posible acuerdo de paz.
Desde el Kremlin, se justificaron los ataques señalando que la infraestructura energética ucraniana está vinculada a su industria militar. Mientras tanto, las fuerzas rusas informaron la intercepción de decenas de drones ucranianos durante la noche, asegurando que sus defensas aéreas continúan operando de manera efectiva.
En respuesta a la ofensiva, Ucrania desplegó aviones Mirage-2000 de fabricación francesa, utilizados por primera vez en combate, además de los F-16 suministrados por países occidentales. Las fuerzas ucranianas lograron derribar un número significativo de misiles y drones, aunque no pudieron evitar que algunos alcanzaran sus objetivos.
El conflicto sigue escalando, y las próximas reuniones internacionales serán clave para definir el rumbo de la guerra. Líderes de Ucrania y Estados Unidos tienen previsto encontrarse en Arabia Saudita en los próximos días para discutir nuevas estrategias. En paralelo, el presidente Donald Trump evalúa la posibilidad de imponer sanciones adicionales a Rusia para forzarla a negociar.