Redacción
Las playas del Caribe mexicano enfrentarán este verano uno de los mayores recales de sargazo registrados en los últimos años. Investigaciones académicas y reportes oficiales coinciden en que la acumulación de estas macroalgas aumentó más de 40% en comparación con temporadas anteriores, lo que representa un reto ambiental y económico para la región.
El fenómeno, causado por una combinación de factores como la contaminación por fertilizantes y el calentamiento global, trae consigo consecuencias negativas para el turismo, la salud pública y la biodiversidad marina. Desde 2011, el llamado «Gran Cinturón de Sargazo del Atlántico» ha generado grandes masas de algas que flotan desde África hasta el Golfo de México, impulsadas por las corrientes oceánicas. Al llegar a las costas, las algas se descomponen y forman una sustancia viscosa conocida como «marea marrón».
En mayo de este año, satélites identificaron 37.5 millones de toneladas de sargazo flotando entre el Caribe y el Golfo, la mayor cantidad registrada hasta ahora. La Secretaría de Marina reportó la recolección de más de 4 mil toneladas en los siete puertos de Quintana Roo.
El sargazo ha afectado la salud de los ecosistemas costeros. En años anteriores, se documentó una caída significativa en la salud de los arrecifes coralinos y un aumento alarmante en enfermedades como la fibropapilomatosis en tortugas marinas. La descomposición del alga también libera gases tóxicos, como el sulfuro de hidrógeno y el amoniaco, que generan problemas respiratorios y malestares en las personas.
Las repercusiones económicas no son menores. El sargazo altera la apariencia de las playas y provoca un mal olor, lo que ahuyenta a los visitantes. Esto ocurre en un momento complicado para el sector turístico, con niveles de ocupación hotelera por debajo del 61% en destinos clave como la Riviera Maya. Tan solo en 2018, el costo de limpieza fue estimado en 120 millones de dólares.
Para contener el impacto, las autoridades implementaron la «Operación Sargazo 2025», que contempla el despliegue de 13 embarcaciones para recolectar el alga en altamar y la instalación de 7 mil 500 metros de barreras en zonas como Puerto Morelos, Playa del Carmen y Tulum. Se proyecta que en los próximos días se recolecten al menos 77 toneladas adicionales.
A pesar de estas medidas, comerciantes y hoteleros expresan preocupación ante una temporada vacacional que se perfila difícil, con afectaciones directas en sus ingresos y una recuperación turística aún frágil.