Designaciones y partidos
3 de 3. MORENA
El partido Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) es el rival a vencer en las próximas elecciones por la gubernatura del Estado de México. Es un hecho relevante, porque no es gobierno y es una organización política creada apenas en 2014. De forma sorprendente, desde la aceptación de su registro asumió la representación de la izquierda en el país. Desplazó al Partido de la Revolución Democrática (PRD) de esa condición a partir del apoyo a las reformas estructurales impulsadas por la administración del presidente Enrique Peña Nieto. Los líderes históricos que fundaron el partido renunciaron a su militancia y, al crearse MORENA, prácticamente el PRD se convirtió en un cascaron.
La competitividad electoral de MORENA se demostró desde las elecciones de 2015; para los procesos de 2016 ya era una fuerza política con amplias posibilidades de alternar en el poder público. En el caso del Estado de México ganó en las elecciones de 2017 al Partido Revolucionario Institucional (PRI) por más de 65 mil votos, quitando la votación de sus aliados; en 2018 arrasó, tanto en elecciones locales como en las federales; y, en 2021, sacó más de 378 mil votos de diferencia al PRI. El Partido Acción Nacional ocupó el tercer lugar; frente a MORENA quedó a más de un millón de votos y a más de 775 mil votos del PRI. La suma de las votaciones define una primera variable en la competencia; solo en coalición el PRI y el PAN podrían vencer a MORENA. La variable tiene un inciso decisivo: el PRI tiene más votos,ganó más municipios y distritos locales que el PAN; por lo tanto, llevaría mano en poner al candidato de la posible coalición. La disyuntiva es que el PAN estatal antepone al acuerdo de una coalición proponer al candidato. Sin embargo, esa posición puede cambiar por una decisión del Comité Ejecutivo Nacional del PAN.
Sin embargo, el éxito de MORENA no depende de la existencia de una coalición entre sus competidores. Su rival, el más duro, es el complicado procesamiento de sus diferencias internas. En sentido estricto, todavía no logra consolidarse como partido político; prevalece su contenido de movimiento social. En la elección de 2023, esa puede ser su mayor debilidad. La falta de disciplina y cohesión son una limitante para materializar sus estructuras y crear una oferta política propia. La dependencia del liderazgo único, representado por el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) puede constituirse en su mejor plataforma o su peor promotor. Es una dualidad de alto riesgo para salir a una competencia decisiva.
A nivel del estado, es prioritario que atienda el proceso electoral en dos fases paralelas: Consolidar un acuerdo para tener una dirigencia estatal que avance en las materias de organización y capacitación electoral. Logrado este propósito, integrar los comités municipales en todo el estado, pero en prioridad constituir los comités en el norte y sur de la entidad, donde el PRI tiene su voto duro. En la Zona Norte del Valle de México, la votación está dividida, pero es favorable a MORENA. El oriente es su bastión más fuerte.
Si estructuran al partido tendrían mayor certeza en el diseño de las reglas de selección del candidato a gobernador. Al menos, lo sacarían del conflicto que pudiera derivarse del proceso de selección del candidato. Todas las organizaciones políticas que MORENA va a enfrentar tienen comités estatales y municipales en marcha. Solo en MORENA no existen y el proceso de 2023 no será como en 2017 ni como en 2018. Es un reto estratégico superar las diferencias internas. Es de alto riesgo, que el partido, como institución, quede subordinado a la competencia por la candidatura.
MORENA tiene fuertes aspirantes a la candidatura, solo el PRI puede igualar esta condición. En el PAN parece que están estacionados en la figura de un solo candidato. Su reto de fondo es procesar la selección del candidato morenista,sin provocar rompimientos internos que disminuyan las posibilidades de triunfo. Según la tendencia de las elecciones pasadas, el partido puede perder más por sus errores que por la fortaleza de sus opositores. Poner orden implica romper la regla que el mejor opositor de un morenista es otro morenista.
Algunos aspirantes se empiezan a manifestar; digamos que es normal que suceda, pero el momento obliga a tener un partido organizado, antes que las pasiones de la disputa interna se desborden. La disciplina priista ya está operando. A contrario sensu, la indisciplina morenista se está manifestando. Más que militantes, MORENA tiene simpatizantes por la identidad con AMLO, pero no se acercan al partido por no estar de acuerdo o no quieren ser parte de los conflictos grupales que se disputan el control de la organización.
Los morenistas tienen que aceptar que antes que candidato, es urgente tener partido.