martes, abril 23, 2024
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INCENDIOS FORESTALES

POR Ariel PÉREZ

Cada año, en todo el mundo, durante las temporadas de sequía aumenta el riesgo de incendios debido a diversos factores, entre los que se encuentran la acumulación de combustible orgánico seco en los bosques y selvas.

En el caso de México, en gran parte del país, de enero a mayo se realizan quemas de los terrenos para la siembra y el pastoreo de ganado, y con frecuencia el fuego pasa a las áreas forestales aledañas.

Los incendios forestales son propagaciones libres y no programadas del fuego sobre la vegetación en los bosques, selvas y matorrales. El fuego causado en forma natural, accidental o intencional consume los combustibles naturales como hojas y ramas secas situados en el nivel inferior de bosques y selvas; sin embargo, las llamas pueden quemar los troncos y las ramas de arbustos y árboles, convirtiéndose en un incendio de gran dimensión.

Según cifras de la Comisión Nacional Forestal, se registran anualmente un promedio de 8 mil incendios forestales que afectan los diferentes ecosistemas terrestres en diversos grados. El año de 1998 ha sido considerado el de mayor desastre a nivel nacional, con 14 mil 428 incendios y 848 mil 960 hectáreas afectadas.

En estas semanas se han reportado dos grandes incendios en la entidad mexiquense empezando por el Cerro de Xocotépetl ubicado en el Municipio de Jocotitlán en donde el liderazgo del Edil Ivan Esquer, el apoyo de Probosque, las instituciones de emergencia y la Conafor combatieron y sumaron esfuerzos para controlar el fuego. Por otro lado, en estos días se registró un incendio forestal en las faldas del volcán Xinantécatl, el cual comenzó en Zinacantepec y se propagó ampliamente, por lo que 33 brigadistas de la Protectora de Bosques del Estado de México (Probosque) y Protección Civil estatal trabajaron por varias horas hasta sofocar las llamas.

Por lo general, los incendios se inician por alguna actividad relacionada con los seres humanos como las quemas agropecuarias o en basureros que no tienen un control o no son supervisadas de manera adecuada. También pueden iniciarse por una fogata que no se apagó correctamente.

Igualmente, están los vidrios rotos que pueden funcionar como lupas sobre el pasto o la hierba seca provocando que se enciendan; asimismo pueden ser de origen natural como la caída de un rayo en un árbol, la chispa generada por la caída de algunas rocas o por el material incandescente que se libera por alguna erupción volcánica.

Por otro lado, los incendios atribuyen al calentamiento global. Un incendio de gran magnitud modifica la calidad del aire y genera gases de efecto invernadero que contribuyen al calentamiento global. Además, se ha observado que en las áreas afectadas por el fuego se puede incrementar la erosión del suelo, pues al no tener esa cobertura vegetal que lo protege del impacto de la lluvia, podrían propiciarse, entre otras cosas, inundaciones en las partes más bajas.

Así mismo afectan a los humanos las emisiones a la atmósfera como CO2 (dióxido de carbono), ozono o partículas muy pequeñas que se quedan suspendidas en el aire, pueden incrementar los problemas relacionados con enfermedades respiratorias o en ocasiones cardiovasculares.

Por ello, es importante realizar monitoreos en los lugares donde se presentan los incendios con el fin de detectar hacia donde se dirigen las columnas de humo, y si esas columnas quedarán suspendidas en algún lugar específico generando contingencia ambiental.

El mejor combate a este tipo de problemáticas es y será la prevención, pero en caso de detectar un incendio forestal es importante que sea reportado inmediatamente para que la autoridad de seguimiento con los protocolos oportunos a la situación al número telefónico 800 590 1700 de Probosque o al email probosque.disf@edomex.gob.mx.

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