POR Hugo Mauricio GARCÍA
Como un lobo al acecho en espera que des un paso en falso o que tengas un descuido para atacar, para debilitarte y para convencerte que eso de tener sueños de grandeza es solo para los más aptos, los fuertes, los suertudos, los de buena cuna, etc.
Ese lobo que siempre estará ahí se llama frustración.
Dicen los psicólogos que para crecer con entereza es muy importante que las y los niños tengan un alto grado de tolerancia a la frustración, esta emoción se desarrolla prácticamente desde el nacimiento.
Reconocer la frustración, es reconocer que aun no hemos sido capaces de controlar nuestro pensamiento y nuestras emociones, la frustración es esta emoción profunda y dolorosa, que te impele a no seguir buscando, a no seguir soñando, a conformarte a ser aquello que tu sistema de creencias te dicta seas.
James Allen, en el libro “Como un hombre piensa”, reflexiona sobre la necesidad de tomar el timón de nuestros pensamientos. Este tomar el timón significa estar pendientes de cada pensamiento que se cruza por nuestra mente y las emociones que ese pensamiento nos genera.
Cuando la frustración te vence, tu destino será gris, habrás perdido, tu futuro no será nunca aquel que imaginaste, tus frases favoritas serán: “así es la vida”, “que se le hace”, “Dios pone y el diablo dispone”, “así son las cosas”, “ni le muevas”, “que mala suerte”.
La frustración es una energía alojada en tu sistema de creencias, eso es lo primero que debes saber, lo segundo es que nunca desaparecerá, lo tercero es que la puedes usar a tu favor, la frustración no es real, lo verdadero es el triunfo, el logro, el acierto.
Cuándo aparece la frustración en tu vida por no lograr un objetivo pregúntate, ¿Quién esta reaccionando el bebe que quiere atención inmediata a sus necesidades o el hombre o mujer madura responsable de sus acciones?
Utiliza la frustración como una escala de madurez, ¿ante que eventos reaccionas?, dale una escala del 1 al 10, donde 1 es aquello ante lo que te frustras no cambia tu vida, ni la de nadie y 10 de haberlo logrado cambiarias a la humanidad entera.
En algún lugar te darás cuenta de que no le temes a la frustración sino a la emoción de dolor asociada a la palabra, te darás cuenta que aun con ese dolor lo debes seguir pretendiendo, te darás cuenta que entre más lo intentes, esa frustración ira desapareciendo, la habrás vencido, aceptaras el dolor de no lograrlo y entenderás que el camino no es renunciar sino perseverar, habrás logrado enraizar en ti una cualidad sin la cual no se logra nada: disciplina.
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Abrazos, ¡todos!