viernes, marzo 29, 2024
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La obra de Aby Warburg: Atlas. Portador del mundo- Mnemosyne. Personificación de la memoria – Visualidad Expandida

POR Yuritzi BECERRIL-TINOCO

El atlas Nmemosyne de Aby Warburg es la materialización de un procedimiento de exploración y presentación de sistemas de relaciones no evidentes mediante técnicas de collage y montaje.

El nombre Atlas-Mnemosyne remite a la mitología griega.  Atlas, se puede entender en dos acepciones: en su forma mitológica, alegórica (hijo del Cielo y de la Tierra) e incluso primitiva y en la metodológica (como cartografía del espacio). Por su parte Mnemosyne es la personificación griega de la memoria, hija de Gea y Urano, hermana de Kronos y Okeanos y madre de las nueve Musas que engendró con Zeus. Mnemosyne posee todo el conocimiento de los orígenes, recuerda todo lo que ha sido y será. Gracias a esta cualidad, los poetas y los reyes antiguos tienen el poder de la palabra, ellos poseen Mnemosine.

Aby Warburg se apropia de la potencia recuperativa de la memoria. El atlas, es una mímesis de la asociación mental de ideas, conceptos y yuxtaposiciones que facilitan el recuerdo. Es una “memoria de archivo” en el sentido en que lo expresa Jose Luis Brea “Su energía simbólica es fuerza de resistencia contra el desaparecer que el curso del tiempo dicta contra todo modo de ser, tanto el de los cuerpos como el de pensar. Es memoria como resonancia, eco y retorno”.

En la segunda lámina del Bilderatlas Mnemosyne aparece representada la figura mitológica de Atlas. Altas aparece de pie, sosteniendo con sus hombros, la columna que separa al cielo de la tierra, tal es narrado por Esquilo. De acuerdo con Didi-Huberman, Aby Warbug convertiría a este ser mitológico en figura emblemática, tanto de la lámina como de todo su atlas en vista su significado dual, como sugiere Didi-Huberman “un cuerpo doblegado por la carga, un espacio desplegado, esférico, legible, del cielo astrológico […] condenado a una inmovilidad suplicante de una labor que consiste en llevar a hombros el eje del mundo y de la bóveda celeste”. Esta polaridad fundamental fue el punto de partida con el que Warburg pensó la historia de las civilizaciones mediterráneas, “por un lado la tragedia, con la que toda cultura muestra sus propios monstruos (monstra); por el otro el saber, con el que toda cultura explica, redime o desbarata esos mismos mounstros en la esfera del pensamiento (astra)”, apunta Didi-Huberman. Es al mismo tiempo ante-dios, y anti-dios -como el tiempo-; eje y soporte; portador y soportador del mundo y su tragedia.

Aby Warburg organiza un cosmos de imágenes de acuerdo con esta metodología dialéctica, genera encuentros entre polaridades en movimiento, crea transformaciones recíprocas. Entre estos dos polos extremos cuenta la historia de las imágenes a través de una “iconología de los intervalos”. Apoyado en esta dualidad como método abre el mundo a “un abanico de versiones, bifurcaciones inversiones y perversiones” para entender las imágenes. Como en toda dialéctica, lo que se haya al interior de los polos es el problema y no la solución o la verdad.

Atlas, el ser mitlógico y abundante, en su advocación Warburgiana, dice Didi-Huberman  “es una forma de saber que plasma en imágenes la dispersión -y la secreta coherencia- de nuestro mundo todo”. Esta metodología mágica-mitológica, recuperada antes en la antropología por Levi-Strauss y en la sociología por Durkheim, nos recuerda, dice el historiador “la fecundidad epistémica de los mitos, su notable función heurística y clasificatoria”.

Tartas y Guridi en su texto titulado “cartografías de la memoria” escrito en 2012, consideran que el Atlas “es por definición necesariamente incompleto, una red abierta de relaciones cruzadas, nunca cerrado o definitivo, siempre ampliable a la incorporación de nuevos datos o al descubrimiento de nuevos territorios, un work in progress stricto sensu”. Esta metodología, justamente considera al autor no solo como un observador, sino como un actor capaz de implicarse y de tomar posición.

El atlas Mnemosyne muestra la condición humana, exhibe gestos que han sobrevivido desde la antigüedad mítica a través de la representación pictórica, escultórica o narrativa, y han podido ser captados por la lente Warburgiana. El rizoma de Warburg, sugiere Didi-Huberman, puede ser leído como una apuesta para situar la poesía en el contexto de las modernas supervivencias de la Antigüedad. La tragedia es su naturaleza. Tal suerte de lamentaciones le da voz a Atlas en el poema de Heinrich Heine:

¡Ah, tan desdichado Atlas, soy!

El mundo todo de los sufrimientos porto

Porto lo insoportable

Y el corazón, en mi pecho se rompe.

 

En resumen, Atlas mítico y atlas visual, en palabras de Didi-Huberman es memoria y deseo, síntoma e imagen, resistencia y destino para soportar la aplastante disparidad del mundo.

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