Por: Edgar Romero
El viernes por la mañana mediante el perfil de Facebook de un amigo me entere del sensible fallecimiento de la Maestra Alicia Pérez Salazar, fue una noticia que me consterno profundamente porque tuve el privilegio de conocerla y tratarla aun que fuera un par de veces. De inmediato busque noticas de su fallecimiento en algunos medios locales y nacionales, sin embargo, ninguno dio cuenta de tan lamentable perdida, incluso en internet no existen datos bibliográficos de nuestra maestra, me parece un trato injusto e ingrato para la mujer que hizo tanto por la oratoria en México, por México mismo y por sus jóvenes.
En marzo de 1993 murió José Muñoz Cota primer campeón nacional de oratoria y subcampeón internacional, a su muerte su compañera de vida y esposa la Maestra Alicia como cariñosamente era conocida por los discípulos del maestro continuo con su legado y con la noble labor de difundir y enseñar a lo largo y ancho del territorio nacional el arte de la oratoria, por eso en México no podría entenderse la oratoria sin José Muñoz Cota, pero tampoco sin la Maestra Alicia.
Probablemente muchas personas puedan pensar que la oratoria es un arte o una disciplina pasada de moda, que, en una sociedad de avances tecnológicos, internet y redes sociales poco o nada importa hablar bien y hacerlo con elocuencia, no hay nada mas falso que esto. La maestra Alicia sabia que para poder hablar bien era necesario leer muchos, por eso recomendaba a los jóvenes que no solo leyeran libros, sino que devoraran bibliotecas, que aprendieran de pintura, de filosofía, de historia, de música de artes y ciencias, en fin, que aprendieran todo lo que pudieran mientras pudieran.
Fueron muchos e innumerables los discípulos de José Muñoz Cota y de la maestra Alicia, entre ellos se cuentan gobernadores, diputados locales y federales, presidentes municipales e infinidad de servidores públicos, una de las principales enseñanzas de los maestros fue que el hombre es su palabra, que la palabra define al hombre en su justa medida y que por eso la palabra no puede ni debe nunca empeñarse. Hablar en publico hacerlo bien y con elocuencia no solamente es un don sino una gran responsabilidad.
La maestra Alicia fue una mujer de carácter fuerte, enérgica con sus estudiantes pues gustaba de la perfección y la puntualidad, gracias a ella muchos jóvenes mexicanos conocieron y aprendieron a amar la oratoria, a desdoblar sus ideas y aclarar su pensamiento, gracias a ella muchos jóvenes aprendieron a comunicarse con sus semejantes, pero también a hablar con dios.
Descanse en paz la mujer que nos enseño con sus palabras que aun y cuando todo parezca perdido siempre habrá una esperanza mientras existan jóvenes estudiosos comprometidos con México, que siempre habrá una esperanza mientras existan oradores.
Con cariño, admiración y respeto Maestra Alicia.