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Punto de inflección

Jorge Espinosa

 

Los días 2 y 3 de julio se celebró la X Cumbre de la Alianza del Pacífico en la ciudad de Paracas, Perú, a la cual asistió el Primer Mandatario de nuestro país, Enrique Peña Nieto.

Dicha Alianza se formalizó el 28 de abril de 2011 con la firma de la Declaración de Lima y está conformada por Chile, México, Colombia y Perú, su objetivo: «construir, de manera participativa y consensuada, un área de integración profunda para avanzar hacia la libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas, así como impulsar un mayor crecimiento, desarrollo y competitividad de las economías de estos países a fin de lograr mayor bienestar, superar la desigualdad socioeconómica y alcanzar la inclusión social de sus habitantes».

Según datos de la Secretaría de Relaciones Exteriores, la Alianza reúne una población de 217 millones de personas (aproximadamente el 36 por ciento de la población de América Latina), con un PIB de 2.1 billones de dólares, que representa el 37 por ciento del producto de América Latina y el Caribe. Los cuatro países que la integran concentran el 52 por ciento de las exportaciones extra regionales de América Latina y el Caribe. En el año 2014 captaron el 44 por ciento de la inversión extranjera directa de la región y en conjunto representan la novena economía mundial.

En Paracas, el presidente Peña Nieto entregó la Presidencia Pro Témpore (del latín temporal) de la Alianza del Pacífico -ejercida por México desde junio de 2014- a su homólogo Humala Tasso, de Perú.

Uno de los logros alcanzados durante la gestión del presidente Peña al frente de la Alianza fue la creación de un fondo de apoyo a las Pequeñas y Medianas Empresas, el cual se pondrá en marcha en el año 2017. Con dicho fondo se pretende lograr la participación de las PYMEs en el mercado internacional con sus productos e inversiones en lo que respecta a esta Alianza; asimismo, contempla la conclusión de un mapeo de ecosistemas para promover la innovación y el emprendimiento en los cuatro países, la adopción de nuevos capítulos al Protocolo Adicional para incluir disposiciones en materia de mejora regulatoria y comercio electrónico, así como el fortalecimiento de la cooperación con países observadores y terceros.

México, hoy en día, es el país con mayor número de tratados comerciales suscritos en el mundo. Cuenta con una red de 10 Tratados de Libre Comercio con 45 países (TLCs), 30 Acuerdos para la Promoción y Protección Recíproca de las Inversiones (APPRIs) y nueve acuerdos de alcance limitado (Acuerdos de Complementación Económica y Acuerdos de Alcance Parcial). Debido a esto, nuestra nación se posiciona como una puerta de acceso a un mercado potencial de más de mil millones de consumidores y al 60 por ciento del PIB mundial.

Sin embargo, la apuesta comercial de nuestro país sigue apuntando hacia el norte. A través del Tratado de Libre Comercio (TLCAN), Estados Unidos ha sido nuestro principal destino de exportación. Entre 1994 y 2013, el crecimiento comercial con este socio registra una tasa de crecimiento promedio anual de 10 por ciento. El 79 por ciento de las exportaciones de nuestro país están dirigidas a ese mercado.

Por todo lo anterior, se podría pensar que México cuenta con los elementos necesarios para que el crecimiento de las pequeñas y medianas empresas a nivel global se realizará de manera contundente; no obstante, esto no ha sucedido.

Los empresarios mexicanos pueden aprovechar los mecanismos que el Gobierno federal ha puesto en marcha a través de estos acuerdos comerciales con los países de América Latina. Como muestran los datos antes mencionados, dicho mercado representa un gran nicho de consumidores que pueden ayudar a crecer a las PYMEs mexicanas.

Además de los instrumentos jurídicos y económicos antes mencionados, actualmente se encuentra a disposición de los ciudadanos una serie de opciones de asesoría, consultoría, capacitación y asistencia técnica que pueden ayudar a las empresas a desarrollar un proyecto de exportación con un producto de calidad que le permita tener acceso al comercio internacional.

Si bien es cierto que el mercado de Estados Unidos pudiera ser una apuesta segura para las exportaciones, los grandes hombres de negocios dicen que las apuestas arriesgadas suelen traer los mejores beneficios económicos. ¿No será entonces tiempo de que recordemos que en la brújula existe algo más que el norte? ¿No será el momento de aprovechar las condiciones para realizar apuestas arriesgadas? Parece claro que la mesa está puesta para que así sea y que es posible crecer las inversiones hacia otros mercados, y con esto, traer un beneficio a las empresas mexicanas, y consecuentemente a la economía de nuestra nación.
Twitter: @jorespinosa

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