viernes, noviembre 22, 2024
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VISUALIDAD EXPANDIDA- Yuritzi BECERRIL-TINOCO

VISUALIDAD EXPANDIDA

AUTORA: Yuritzi BECERRIL-TINOCO

SUCESO, DRAMA Y AFECTO EN EL ARTE

En toda su obra Didi-Huberman desarrolla una tipología sobre ethos y pathos en relación con temas como dolor, duelo, memoria e historia del arte. De acuerdo con su propuesta, el pathos del duelo contribuye poderosamente a convertir el drama de la muerte injusta en ethos moral de la vida política.

Sugiere que los rituales de lamentación son procesos destinados a visualizar plásticamente, a traducir en gestos e incluso a musicalizar, a poetizar, esta relación compleja con la sombra de la muerte, la relación existente entre el suceso (drama), el afecto (pathos) y la construcción simbólica de las relaciones sociales (ethos).

Sobre la obra de Convert, expone el historiador que en esa paradoja del silencio que grita –silencioso como la masa de cera blanca, vociferante como la oquedad que forman todos esos rostros en negativo– reside, tal vez, una valiosa indicación acerca de la doble condición del rostro humano: lugar del pathos por excelencia, que acepta como tal “el abismo de su propia incomunicabilidad”; y asimismo lugar del ethos por excelencia, cita a Giorgio Agamben, que el rostro es “el único lugar de la comunidad, la única ciudadanía posible” y por esta misma razón,“el campo de una lucha política” de todos los instantes.

Con referencia a la obra de Convert destaca la afrenta del artista para esculpir el dolor. Los cuerpos de las mujeres velando a su muerto, esculpidas en tamaño real convierten la obra de Converten un muro de lamentaciones “un muro petrificado de gritos abiertos […] de bocas desenfrenadas, insensatez y desgracia”, de acuerdo con el vocabulario trágico de Eurípides en las Bacantesque retoma Didi-Huberman. Pascal Convert, al contrario del autor del Laocoonte, elige radicalizar los gestos de aflicción y duelo. Para Didi-Huberman es una verdadera toma de posición en tanto posibilidad de acción (ethos) y comprensión histórica. Contrario a la postura de Greenberg en el nuevo Laocoonte, dice Didi-Huberman, Convert “no renuncia ni a la figura, ni al referente, ni a la expresión ni al pathos mas extremo”. No se contenta con esculpir simultáneamente la belleza y el dolor como lo propone Lessing en el Laocoonte, ni de enfrentar al observador hacia la repugnancia que el dolor excita.

Didi-Huberman se cuestiona sobre los puntos de anclaje de la significación frente al contexto de la sociedad del espectáculo, del ruido mediático, del flujo de las imágenes y los clichés de los que forman parte. El genio de Convert consiste en aislar una imagen de este ruido mediático, detenerla frente al flujo veloz en el que viaja, salvarla de la evaporación a la que está condenada. Imposible cambiar de canal. La imagen se ha convertido en un lienzo, un muro blanco. Cuerpos en tamaño real que llevan en el rostro la aflicción de una pérdida nos interpelan, nos detienen. Sin embargo la imagen lleva consigo la carga histórica de todos los mundos que habita: la historia del conflicto balcánico, el reconocimiento mediático del que forma parte que la marca como “la imagen del año”, la pertenencia a un museo que la preserva, la sacraliza y la pone en riesgo de volverla “inofensiva”.

En su tránsito, la imagen va acumulando las significaciones del mundo que camina. Por un lado arde y sobrevive frente a la guerra, llevando consigo los restos del dolor de una comunidad, dibujada en el rostro del duelo familiar frente a una pérdida y un destino fatal una década más tarde: “una imagen que no fue pensada ni producida como obra de arte, cuya intención era informar sobre un evento, hacer visible un hecho lamentable”. Y por el otro, la consagración en que deviene, si bien, el comentario que le da la celebridad recuerda la dimensión histórica y estética así como la carga simbólica y política que representa: “¿Cómo no pensar en un cuadro de Mantegna o de Rembrandt? La rabia y el dolor tienen siempre el mismo rostro”. Más tarde la llamarían la “Piedad de Kosovo” ratificando su valor estético: el triunfo de la estética, de acuerdo con las palabras de Yves Michaud. En este contexto la propuesta de Convert plantea un giro visual. Detenerse, mirar su substancia histórica, entender la memoria y el deseo que un instante representa.

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