Por: Alberto Abrego
«En un estado verdaderamente libre, el pensamiento y la palabra deben ser libres»
Suetonio (70-126) Historiador romano
El artero asesinato del periodista Enrique García, quien fuera reportero y comunicador en el Estado de México se suma al de Saúl Tijerina Rentería, en Coahuila; al de Gustavo Sánchez Cabrera, en Oaxaca;al de Benjamín Morales Hernández, en Sonora; al de Jaime Daniel Castaño Zacarías, en Zacatecas; al de Israel Vázquez Rangel en Guanajuato; al de Julio Valdivia en Veracruz; al de Pablo MorrugarresParraguirre en Guerrero, entre muchos otros.
Investigaciones de la Organización ARTICLE 19 arrojan que nuestro país encabeza por mucho, las cifras de periodistas asesinados en América Latina, y han documentado desde el año 2000 a la fecha 140 periodistas asesinados; mientras que la Unión Europea (UE) en México advierte que el nuestro es uno de los países más peligrosos del mundo para ejercer el periodismo y habla de 170 periodistas asesinados desde el año 2000. En tanto que investigaciones de Sin Embargo acreditan que de acuerdo con la Federación Internacional de Periodistas (FIP), México se encuentra por cuarta vez en cinco años en el primer lugar mundial en la lista de nacionescon reporteros asesinados, por encima de países que históricamente han sido peligrosos para el ejercicio reporteril, como Afganistán y Pakistán e Irak. Los números son ligeramente diferentes en cada investigación, pero todas coinciden en la contundencia y gravedad de los hechos: ser periodista en México es una de las profesiones más peligrosas.
Publicaciones de la Organización de las Naciones Unidad para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), señalan que en México el 85 por ciento de los crímenes a periodistas quedan impunes.
El altísimo porcentaje de impunidad en estos casos exhibe la ineficacia durante décadas de nuestro sistema de justicia. Indigna que en reiteradas ocasiones las autoridades incurran en negligencia y omisiones frente a su responsabilidad de investigar y procurar justicia. Históricamente México es un país donde hay buenas leyes, tenemos una de las constituciones políticas más completas del mundo, pero la dupla inseparable de corrupción y la impunidad es lo que impera.
No hay castigo para quienes agreden a periodistas, casi no hay condenas para quienes roban, violan o secuestran, no hay sanción para quienes roban del erario público, no hay justicia para tantas madres que perdieron a sus hijos por la delincuencia. Los ríos de sangre crecen en una descomposición social sin precedentes e infortunadamente no se vislumbra una solución a corto, mediano o largo plazo.
En este México violento, elitista, desigual, e inseguro, es necesario contar con una prensa que exhiba, que investigue, que denuncie, porque la expresión de un pensamiento crítico es necesario en una sociedad abierta y democrática. Los periodistas, a diferencia de los políticos publican lo que ven, lo que conocen y lo que pueden demostrar, y esa es la fuerza que les da credibilidad: contar al mundo lo que pasa.
No se trata, por supuesto, que las vidas de los comunicadores sean más importantes que otras, pero dejemos en claro que además se están violentando derechos inalienables como la libre expresión y el derecho a la información. La agresión a comunicadores no solo perjudica al gremio periodístico, también es un agravio a la democracia, al derecho de la libertad de expresión, a la cultura, a la educación, y a la sociedad misma. Y en ese sentido, estamos lejos de vivir en un contexto de seguridad.
Es obligación de las autoridades poner fin a este círculo perverso de agresiones. La violencia contra la verdad nos ofende a todos. Las represalias contra las palabras son inadmisibles. Las leyes en nuestro país son letras muertas, pero las que plasmaron los periodistas caídos vivirán por siempre.
RÁPIDAS MEXIQUENSES. El diputado mexiquense Maurilio Hernández González declaró que “el Congreso Local no será rehén de nadie”, al referirse a las protestas y ataques de grupos feministas que causaron daños en algunos edificios públicos y en el recinto legislativo del Estado de México. Además dijo que “le causa extrañeza que el ejecutivo estatal no tenga un sistema de inteligencia” ni protestas al respecto. También causa “extrañeza” que este legislador no haya hecho esas “valientes” declaraciones antes del 6 de junio, cuando aún estaba en campaña, o que no haya mencionado si ya levantó la respectiva denuncia por los daños causados, contra esos grupos radicales, o si al Congreso mexiquense no le alcanza para contratar seguridad privada, o si ya intentaron dialogar con los grupos feministas, o qué iniciativas tienen respecto al tema… ¿Será que el presupuesto de la Legislatura Mexiquense no alcanza para asesores de nivel? Por lo pronto ya colocaron placas metálicas en puertas y ventanas del edificio, así ya no habrá peligro, por aquello de las pedradas.