jueves, diciembre 19, 2024
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ENTRE COMILLAS- ALBERTO ABREGO

EL PINABETE, DRAMA Y CORRUPCIÓN

“En la región carbonífera cada pueblo tiene su tragedia… No se hace justicia por todos los mineros que han fallecido en estas condiciones tan precarias. No es nuevo, en todas las muertes del carbón, jamás se ha llevado a un responsable a la cárcel…”

Omar Navarro Ballesteros, habitante de la zona que ha documentado los siniestros en la región de minas. Publicado en Proceso.

Al momento de escribir estas líneas, 10 mineros continúan atrapados en la mina clandestina de carbón “El Pinabete”, en Sabinas, Coahuila, que desde el 3 de agosto colapsó debido a la inundación provocada por las nulas medidas de seguridad y la cercanía con el Río Sabinas, que circuló sus aguas entre las grietas subterráneas provocando el derrumbe. En el duodécimo día de desesperación, los familiares se niegan a perder la esperanza, a pesar de que las probabilidades de encontrarlos con vida son menores a cada minuto que pasa.

Y es que el pozo está inundado, y las labores de rescate se han centrado principalmente en drenar el agua, pero a medida que avanzan, la naturaleza del subsuelo provoca que el agua vuelva a filtrarse, haciendo imposible hasta el momento el rescate.

Y como siempre, después de la tragedia salen a relucir hechos que hasta las autoridades quisieran que permanecieran ocultos. Ahora resulta que nadie sabe con exactitud quién es el dueño de la mina “El Pinabete”, que no está afiliada a la cámara minera, que públicamente no existen planos ni registros de su existencia, que nadie es responsable de las inconsistencias legales y administrativas y de las nulas condiciones de seguridad que hoy tienen a 10 trabajadores sepultados y a 10 familias con la angustia de no saber si volverán a ver a sus familiares.

Según información publicada en la Revista Proceso, la Organización Familia Pasta de Conchos ha documentado que de 1883 a 2017 se acumulan 310 eventos mortales, que provocaron un total de 3 mil 103 muertes en la región carbonífera, integrada por los municipios de Múzquiz, Sabinas, San Juan de Sabinas, Juárez y Progreso. Los pobladores, a pesar de vivir en una zona rica en carbón y gas carecen de muchos servicios, los adolescentes están obligados a abandonar sus estudios para empezar desde muy temprana edad a trabajar en las minas de carbón, donde quedarán atrapados de por vida, y en ocasiones sepultados, como los 65 mineros que en 2006 quedaron enterrados y abandonados en la tragedia de Pasta de Conchos, y los 10 que continúan sin ser rescatados en “El Pinabete”.

Datos publicados en La Jornada detallan que, de acuerdo con la Secretaría de Economía, más del 99 por ciento del carbón producido en nuestro país es extraído de la región carbonífera de Coahuila, que es vendido casi en su totalidad a la Comisión Federal de Electricidad para la producción de energía eléctrica.

Tristemente, casos como el de Pasta de Conchos y Sabinas no son los primeros ni serán los últimos que dejarán familias mutiladas y un estado de derecho burlado y violado. La impunidad prevalece desde hace décadas en la industria carbonífera. Administraciones de distintos colores desfilan en los Ejecutivos Estatales y Federales sin que haya indicios de que esto pueda ser diferente.

Se dice que un exalcalde de Sabinas, Coahuila, es el dueño la mina, a través de la empresa Infraestructura Minera CATAMCO, que tiene antecedentes por violar normas de seguridad y explotación infantil. Lo cierto es que esta tragedia evidencia una vez más las denigrantes condiciones laborales que padecen los trabajadores mineros y exhibe una realidad histórica de pobreza, explotación y olvido social que padecen los mineros de Coahuila.

El dato es contundente: nadie está en la cárcel por la negligencia de hace 16 años en la mina Pasta de Conchos, cuando el gobierno federal simplemente abandonó a 65 mineros sepultados. Y no se ven indicios de que alguien vaya a pagar por esta negligencia criminal que tiene a 10 trabajadores prisioneros a 60 metros bajo tierra.

Odiamos esta forma de abandono y explotación, de humillantes condiciones de trabajo. Odiamos esta corrupción que contagia de podredumbre todo lo que toca; la negligencia de las autoridades, sus interminables discursos y sus promesas huecas. Odiamos la impunidad que crece, como crecen los rostros de la decepción, el olvido y la amargura de esos hombres y mujeres que día a día trabajan 12 horas por un mendrugo, sin seguro social, sin derechos laborales y muy posiblemente ahora sin vida.

Los mineros siguen ahí, 60 metros bajo tierra, pero emerge una vez más, la corrupción y la impunidad en toda su expresión.

 

RÁPIDAS MEXIQUENSES. En el Estado de México, Jesús Zambrano, dirigente del PRD aseguró que el perredismo “NO PERMITIRÁ que Morena se haga del control de la gubernatura del Estado en la elección de 2023…ya sea solos o en alianza”.

Resulta curioso, por no decir cómico escuchar al líder perredista advirtiendo que no permitirá tal o cual resultado electoral, considerando que su partido no se encuentra ni siquiera entre las primeras cinco fuerzas electorales de la entidad mexiquense. Tal vez, y sólo tal vez, su prioridad debería ser mantener el registro de su partido, que a nivel nacional deambula más como zombie que como una opción real para el electorado.

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