Redacción
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha dado luz verde para la construcción de una sección de 32 kilómetros de muro fronterizo en el sur de Texas, una medida que retoma una de las políticas emblemáticas de su predecesor, Donald Trump, en un esfuerzo por frenar la creciente oleada de migrantes que cruzan la frontera desde México.
La decisión de Biden contrasta con su promesa de no construir «ni un metro más» de muro fronterizo durante su campaña presidencial en 2020. Su gobierno argumenta que esta nueva sección se financia con fondos asignados previamente para la construcción de una barrera fronteriza y que esto es necesario para abordar la crisis migratoria en el Valle del Río Grande.
Sin embargo, la medida ha generado críticas, especialmente de grupos ambientalistas que argumentan que la construcción del muro afectará a hábitats de plantas y animales en peligro de extinción. Además, la construcción del muro implica exenciones de varias leyes federales, incluyendo la Ley de Aire Limpio y la Ley de Agua Potable Segura.
El cruce masivo de migrantes indocumentados por la frontera sur de Estados Unidos se ha convertido en un tema central en Washington. Solo en el área del Valle del Río Grande, en el sur de Texas, las autoridades migratorias registraron 245,000 cruces, y se espera que septiembre establezca un nuevo récord en este sentido.
El secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, ha argumentado la «necesidad aguda e inmediata» de construir esta nueva sección del muro para frenar la entrada de migrantes indocumentados.
La medida ha provocado diversas reacciones. El expresidente Donald Trump ha culpado a Biden de la crisis migratoria, afirmando que este está revirtiendo las políticas fronterizas estrictas implementadas durante su mandato.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, rechazó la autorización para la construcción del muro, argumentando que no resuelve el problema de fondo y que es necesario abordar las causas de la migración.
En el ámbito político estadounidense, el congresista demócrata Henry Cuellar ha calificado el muro fronterizo como una «solución del siglo XIV a un problema del siglo XXI» y se ha opuesto al gasto de fondos públicos en esta iniciativa.
La crisis migratoria también ha tenido un impacto económico en algunas ciudades de Estados Unidos. El alcalde de Nueva York, Eric Adams, prevé que el costo de la vivienda para los recién llegados se incrementará significativamente en los próximos años, y ha anunciado planes para viajar a países como México, Colombia y Ecuador con el fin de disuadir a los migrantes de llegar a su ciudad.
Este movimiento de Biden marca la primera vez que su gobierno autoriza la construcción de nuevas secciones del muro fronterizo, a pesar de que se trata de una medida controvertida que ha generado debate tanto en el país como en el extranjero.
