Redacción
El presidente Joe Biden dio a conocer un conjunto de medidas para reducir las solicitudes de asilo y controlar el aumento de cruces fronterizos durante el verano, en un esfuerzo por abordar una de sus mayores debilidades internas.
Estas medidas, que entrarán en vigor al final del martes 4 de junio, cerrarán temporalmente la frontera sur a algunas solicitudes de asilo hasta que disminuya significativamente el número de cruces en la frontera entre Estados Unidos y México. Además, se incrementará el umbral necesario para que las personas puedan permanecer en el país.
El verdadero reto para Biden será demostrar que su política puede mejorar las percepciones sobre su manejo de la inmigración sin perder el apoyo de votantes y aliados políticos.
Donald Trump, el adversario de Biden en las próximas elecciones de noviembre, junto con otros republicanos, ha criticado duramente la situación en la frontera suroeste, subrayando que, según las encuestas, se ha convertido en un tema crucial.
Las nuevas medidas de Biden seguramente enfrentarán desafíos legales y podrían profundizar las divisiones dentro del Partido Demócrata, ya que existen opiniones encontradas sobre cómo gestionar el aumento de los flujos migratorios.
Los sectores progresistas han calificado las medidas de Biden como draconianas, argumentando que empeorarán la crisis humanitaria sin abordar las causas fundamentales de la migración. Por otro lado, los moderados y legisladores de estados indecisos han presionado a la Administración para que controle el flujo de inmigrantes, que está sobrecargando los recursos de diversas ciudades del país.
Antes del anuncio de Biden, la representante Pramila Jayapal, líder del grupo progresista del Congreso, expresó su decepción con los planes, afirmando que «no resuelven el problema en la frontera». Mientras tanto, los republicanos han tachado las propuestas de insuficientes y tardías.