Por Guadalupe de la Cruz
Desde tiempos antiguos los Matlazincas tuvieron una forma especial de celebrar a sus muertos, costumbre que en los últimos años es poco conocida pero encierra misticismo y magia.
Son distintas formas las que tienen los mexiquenses de celebrar el Día de Muertos, donde las peculiaridades y elementos que colocan, tienen un significado importante para quienes ponen sus altares.
La cultura Matlazinca, empieza desde un mes antes a preparar las cosas que utilizaran en sus altares, por ejemplo, la palma que adorna el marco del altar, se corta desde un mes antes para que ésta pueda ser utilizada de la mejor forma.
Con esa misma, se hacen tres arcos, que representan el cielo, la tierra y el purgatorio por donde tendrán que pasar los difuntos; de igual forma dos de esos arcos representan el sol y la luna.
Asimismo en el altar, el pan significa el cuerpo del difunto, mismo que se cuelga en señal de agradecimiento por su visita; la flor de cempasúchil atrae las alamas de los difuntos por su color y olor; la veladora, guía el camino de las almas para darles paz; el plato con sal, purifica el alma y evita que el cuerpo se corrompa; el vaso de agua, es para que se refresquen pues se cree que llegan cansados y finalmente en el mismo altar se coloca la comida favorita de los difuntos.
Los Matlazincas también tienen la idea de que si el difunto es mujer deben de colocar un petate nuevo, para que cuando llegue pueda descansar y si es hombre, se coloca un banco para que de igual forma descanse.
