Por Guadalupe de la Cruz
El Paseo Colón, una de las avenidas más emblemáticas de la capital mexiquense, se ha convertido en la arteria de los ricos, pero también de pobres, pues quien transita diariamente por la zona puede darse cuenta del contraste que existe al encontrar lugares totalmente descuidados y otros en perfectas condiciones.
Esta arteria, que empieza en la calle Juan Álvarez y termina en la entrada de Capultitlán, es además de un desfogue de vehículos hacia el sur de la ciudad; así como uno de los principales andadores el fin de semana.
De paseo Tollocan al centro, las jardineras, guarniciones y banquetas lucen bien cuidadas, incluso con iluminación nocturna y seguridad estatal.
Sin embargo, de paseo Tollocan hasta Capultitlán la arteria está descuidada, las jardineras sirven de basurero y están completamente llenas de maleza, porque no han sido podadas; además, la arteria sirve de estacionamiento en varios puntos, sin que las autoridades pongan orden.
Es así que la zona donde se encuentra la Casa de Gobierno luce modernizada, vigilada y sin tolerancia para que los automovilistas estacionen sus unidades, ya que los elementos policiacos de forma oportuna solicitan que se muevan, lo que no sucede en el lado de los pobres.