Por Alelhi Rodríguez
Conocido como el estandarte de la cultura mexicana, el rebozo es la prenda que da identidad a la nación y, a su vez, al Estado de México, ya que en el municipio de Tenancingo está su tierra.
Más de 40 artesanos del municipio sureño preservan la hechura del atuendo. Desde su antiguo telar, Luis Rodríguez platicó para 8 Columnas que el proceso de elaboración consta de al menos catorce pasos.
“Comenzamos con la parte de urdido, que es el proceso donde vamos a juntar los hilos que van a llevar nuestros rebozos. Se urden, se pepena la tela, bolea, dibuja, amarra, tiñe, apunta, desata y, posteriormente, lo pasamos a nuestras instalaciones, donde vamos a enrollar, a vetillar y terminamos con la parte del tejido”, explicó.
Aunado a esto, dan el acabado de empuntado, el que se hace en comunidades cercanas a Tenancingo, “principalmente son mujeres que hacen nuestros trabajos de punta”, agregó el artesano.
Una labor que heredó de sus tíos y abuelos que, dice, requiere de las matemáticas para que sea una pieza bien hecha.
“Estos materiales son muy delicados; elaborar rebozos requiere de muchos conocimientos, principalmente heredados de nuestros padres. En toda la tradición de hacer rebozos no existe un manual que nos diga cómo hacerlo, todo lo aprendimos y entonces volvemos a transmitirlo de la misma manera a nuestros hijos”, comentó.
Osiris Segura Flores, docente de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx), detalló que el rebozo de este municipio se diferencia al de otros estados en cuanto al tipo de tela; “por ejemplo, en Santa María del Río (se elabora) con seda; en Tenancingo, se hace con algodón, que es un rebozo utilitario para cubrirse del frío, para ir a alguna celebración religiosa, ir al mercado, para cargar un bebé. Es de algodón totalmente, y la técnica que se utiliza es de amarrado”.
“El artesano lo que hace es amarrar el hilo; el hilo se compra en blanco y luego lo amarran, lo dibujan, lo tiñen, lo desatan, y cuando lo desatan quedan estos pintos blancos, que es lo que le va a dar el diseño al rebozo”, especificó.
Los orígenes del rebozo se remontan a la mantilla española traída a México con la llegada de los colonizadores. Su nombre significa el acto de cubrir o protegerse a sí mismo.
