jueves, abril 25, 2024
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A mi manerA

* Equivocación, a medias.

* ¿Cosechar?… ¡mangos!

* Tiene miedo pero…

Por Julio A. AGUIRRE

 

La experiencia es un maestro feroz, pero está claro que te hace aprender. Clive Staples Lewis.

Qué tiempos aquellos en que el entonces Presidente de México, Enrique Peña Nieto logró que ningún otro Ejecutivo había conseguido: Formar una sociedad con el enemigo, Partido Acción Nacional y Partido de la Revolución Democrática, de donde salió y firmó el “Pacto por México”.

Se veía bonito entonces. Se escuchaba padre. Ahora sí, unidos los enemigos el país saldría adelante, pensó el más escéptico de los escépticos.

Sin ser aguafiestas y en pleno jolgorio por la noticia, en este espacio se expuso que durante la administración del mexiquense Peña no se iban a ver los huevos tan cacareados por toda la clase política.

Los acuerdos, expusimos, no se hacen realidad de la noche a la mañana. Eso dijimos varias veces.

Señalamos que, en todo caso, los beneficios se darían y verían hasta la siguiente administración, desconociendo obviamente quién ocuparía la presidencia.

El mandato de Peña no sería de resultados, de cosechar el fruto. Sería, en todo caso, el gobierno de sembrar y que el siguiente mandatario cosechara el manjar, se publicó en este espacio.

Debemos reconocer nuestra equivocación. No total pero equivocación al fin y al cabo. Ciertamente la administración anterior no sólo no hizo nada de lo prometido, ni sembró, ni regó, ni abonó. El famoso Pacto por México valió sorbete.

Quien llegue cosechará, repito que dije. Cosechará… ¡mangos!

Andrés Manuel López Obrador se ha encargado de denunciar que le dejaron un país en ruinas –y lo que falta por descubrir-, hace bien en decirlo aunque los ciudadanos ya lo sabíamos; lo sabíamos porque lo vivimos, lo sufrimos.

¿SABRÁ EN LA QUE SE METIO?

Quien no ha afrontado la adversidad no conoce su propia fuerza. Benjamín Jonson.

 

Ningún ser humano como Andrés Manuel López Obrador, Presidente Constitucional de México, tan crítico y mordaz con los gobiernos que durante 18 años estuvo llamando, la “Mafia del Poder”, para conocer las entrañas de este mundo raro de la política.

Sabía mucho pero, está visto, no tanto como él pensaba. Esto huele mal. Está podrido.

Lejos de llegar a los 100 días de gobierno, Andrés Manuel López Obrador “no se la acaba” con lo que está sucediendo. “Tengo miedo”, dijo en una ocasión. “Pero no soy un cobarde”, agregó.

Le brincó el accidente donde murieron la gobernadora de Puebla Martha Erika Alonso y su esposo el senador Rafael Moreno Valle, estalló la lucha contra el huachicol y con ello un ducto que hasta el momento ha dejado más de cien muertos; no hay gasolina suficiente y las pérdidas en los estados más afectados y el resto del país se han puesto color de hormiga; los activistas de la CNTE le han bloqueado las vías del tren en Michoacán perjudicando gravemente la economía de todos los mexicanos; y por si fuera poco Pemex está prácticamente en quiebra. Sin olvidar la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México que se construía en Texcoco y lo llevó a Santa Lucía, perdiéndose y teniéndose que pagar ríos de millones de pesos.

Andrés Manuel ha señalado abiertamente a Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña por lo menos de omisión. Ciertamente los problemas actuales son la herencia maldita que le dejaron a un valiente y a la vez “tierno” (“Amor y Paz”; “El Rayito de Esperanza”, el “Me canso ganso”, él “Al pueblo no se le reprime”, el “Borrón y cuenta nueva”, el “No habrá cacería de brujas”).

Hoy el Ejecutivo Federal sigue gozando su luna de miel con la gente que lo llevó al poder; hombre de pueblo, de dichos y refranes sabrá que cuando el dinero no entra por la puerta el amor sale por la ventana.

La violencia engendra violencia. Andrés Manuel López tiene en sus manos el poder que ningún otro presidente ha tenido. Si se aferra a no poner orden pensando que encarando los problemas del país con su señal de “Amor y Paz”, lamentablemente fracasará en su intento. Estamos seguros que de nada servirá ante la bola de delincuentes de a pie y cuello blanco que traen en sus manos el armamento más actualizado y mortífero en el mundo.

Terminamos el comentario de hoy denunciando la paciencia (o será falta de experiencia) de sus hombres más allegados quienes hasta el momento no han sido solución alguna.

Por decisión y mayoría de la gente Andrés Manuel López Obrador ya está en la presidencia. Ya ¿sabe? dónde se metió. El país es una bomba que sus manos debe desactivar. Suerte Presidente, en este caso la necesitará por litros y kilos por toneladas.

Tal vez lloré o tal vez reí/ tal vez gané o tal vez perdí/ ahora sé que fui feliz y si lloré también ame, puedo seguir hasta el final…A mi manerA.

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