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ENTRE COMILLAS – TODO CAMBIÓ PARA SEGUIR IGUAL

 

Por: Alberto Abrego

 

“No hay derrotas permanentes ni triunfos que duren para siempre”

9/junio/2021. Senadores del PRI, cita copiada de un discurso de Felipe Calderón de hace nueve años.

 

 

El saldo de las pasadas elecciones fue, de acuerdo con muchos analistas, de regresión y castigo, sobre todo en la capital de la república, donde el partido dominante solo ganó siete de dieciséis alcaldías. El voto sirvió, porque dolió, y obligará a los actores políticos, sobre todo a los que están en el poder, a hacer una profunda reflexión y autocrítica. ¿Añoranza por los tiempos pasados en que aparentemente reinaba la certidumbre?, ¿reclamo a un gobierno que ha generado las más altas expectativas?, ¿las divisiones internas?, ¿los escándalos de corrupción?, ¿el fuego amigo?, ¿la inseguridad?, ¿o la “campaña de desprestigio de los medios”?, ¿las campañas de descalificación?, ¿culpa de la clase media? O tal vez de todo un poco.

En el interior del país, los votantes otorgaron bastante confianza a Morena. La monstruosidad de la delincuencia organizada y la debacle económica que se padece en gran parte del territorio nacional propiciaron en los electores darle la oportunidad a la 4T con la esperanza de un cambio.

El PRI vive sus peores épocas, pues hoy en día ni remotamente es un aspirante competitivo. Seguramente es el resultado de sus desastres y abandonos. Su tiempo y su oportunidad se fueron, y no son recuperables según parece, ni a corto ni a largo plazo. En esta ocasión no tuvo más remedio que ser acompañante y comparsa del PAN. Está en la antesala de la obscuridad y su desprestigio lo perseguirá por siempre.

Al PAN le alcanzó para tener un mediano éxito y para refrendar sus esperanzas con miras a 2024. Corrió el riesgo al formar una alianza que resultó ser una mezcla deforme de ideologías e intereses y fue el partido de la oposición que salió mejor librado del juicio de las urnas.

Al PRD le fue como le tenía que ir, es un partido extraviado y castigado por los votos que desde hace mucho perdió su identidad y casi el registro. Vaga como fantasma errante añorando al líder que se les fue. Mientras que el PVEM ha consolidado su gran éxito al llevar más de 40 diputaciones y una gubernatura a su histórico y lucrativo negocio. Los demás partidos simplemente “merecen la mención de que no merecen ser mencionados”.

El Congreso de la Unión estará un poco más equilibrado, aunque eso puede cambiar gracias a acuerdos, compra-venta de diputados y componendas. A estas alturas la clase política ya debería saberlo, la moda de la alternancia se disipa pronto si quienes la ejercen no encuentran la forma de ser eficaces y transparentes en el ejercicio público, sobre todo las que son el resultado de una alianza, pues en elecciones los partidos han aprendido a pactar para competir, pero no han sabido pactar para gobernar. Nuestra política se estira hasta unir las piezas o separarlas con facilidad a conveniencia de los titiriteros que controlan. Estamos a solo tres años de elegir nuevo gobierno, el tiempo pasa de prisa pero las prácticas no cambian; gente que era de derecha aparece de pronto convertida en izquierdista, y personas que profesaban izquierdismo encuentran acomodo en partidos de derecha, o de centro, o de donde sea. En México, como en ningún otro país, las ideologías son “intercambiables”, son como los camaleones, se adaptan al color de su entorno.

Al final de los gritos, sombrerazos, descalificaciones y eternas promesas que nadie habrá de cumplir, queda la percepción de que haya ganado quien haya ganado, en realidad poco importa. Las elecciones son solo flor de un día, llamaradas que se apagan pronto después del gran domingo. Lo que llamamos democracia se pone de moda durante las campañas pero se olvida por completo en el ejercicio de gobierno. Todos los partidos se alistan para la próxima elección, velando armas y buscando coyunturas, pero ninguno se compromete en los hechos a representar a un pueblo que solo existe a la hora de sufragar.

En casi 100 años de vida republicana, la calidad de vida en México sigue a la deriva, pues poco o nada han hecho los distintos gobiernos para disminuir la distancia entre pobres y ricos, mientras el nivel de pobreza crece de manera infame.

Y en las elecciones, todo cambia para seguir igual.

RÁPIDAS MEXIQUENSES: A cinco días de haber encontrado en cuerpo sin vida del periodista Enrique García García en el municipio de Metepec, la Fiscalía General de Justicia del Estado de México, aparte de declarar que el móvil pudo tratarse de un robo, no ha informado de nuevos avances en la investigación. Autoridades del Estado de México y de otras entidades lamentaron los sucesos. No basta con suponer, no basta con lamentar. Exigimos a la Fiscalía respuesta pronta y castigo a los responsables del asesinato de Kike García, quien trabajó en distintos medios de comunicación en el estado. Tenemos que recordarle a las autoridades que las campañas ya pasaron, ya no es tiempo de promesas, es el momento de resultados. El tobogán de la violencia no parece tener fin y no se ve la luz al final del túnel; la Fiscalía mexiquense tiene la responsabilidad de presentar resultados inmediatos. Esta columna se une a la indignación, a la exigencia de justicia y al grito de protesta contra la violencia. ¡No más!

 

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