viernes, abril 19, 2024
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ENTRE COMILLAS- ALBERTO ÁBREGO

ENTRE COMILLAS

DE AYOTZINAPA PARA LA GUARDIA NACIONAL

Alberto Abrego

“Así los deberían mandar a detener a los Ardillos y a los Rojos…”

Reclamo de estudiantes normalistas a la Guardia Nacional

Las imágenes del tráiler sin frenos y sin conductor que fue enviado contra el cerco de elementos de la Guardia Nacional que resguardaban la caseta de cobro de Palo Alto, en la carretera México-Acapulco hablan por sí solas: en este conflicto, para sus protagonistas el respeto por la vida humana es lo de menos.

Y es que los normalistas de Ayotzinapa, que casi semanalmente toman la caseta para cobrar 100 pesos por cada automóvil que pasa hacia Acapulco o Chilpancingo con el argumento de recabar fondos para continuar con su movilización, vieron con sorpresa el viernes pasado que por primera vez, las autoridades les impidieron tomar la caseta de cobros. La sorpresa dejó paso a la tensión, que minutos después desencadenó en enfrentamiento. Los estudiantes, que iban a bordo de autobuses, bajaron y lanzaron pedradas y petardos contra la valla formada por los uniformados, hasta que se les ocurrió secuestrar un tráiler que utilizaron como misil para mandarlo sin frenos y sin control contra el cerco humano, yfinalmente se estrelló contra un módulo de turismo. Saldo, 37 personas lesionadas.

Cierto es que la indignación por los 43 estudiantes desaparecidos crece; A siete años del evento hay constancia de que el gobierno en todos sus niveles participó, contaminó evidencias, ocultó información y mintió con su famosa “Verdad Histórica”. Sigue siendo una tarea pendiente y como sociedad debemos recordar a las autoridades que la exigencia es seria y no permitiremos que el tiempo se convierta en cómplice del olvido.

Y como normalista, me niego a aceptar a la violencia como medio para protestar omisiones o fallas gubernamentales; me niego a aceptar que las Escuelas Normales se conviertan en semilleros de delincuentes que secuestran camiones para atentar contra la vida de los demás; me niego a olvidar que en las aulas de las instituciones formadoras de mentores se instruye conciencia social y se enarbola la protesta enérgica para señalar y exigir mejores condiciones de vida. Como normalista condeno firmemente la marginalidad en todos sus ámbitos y apoyo el pensamiento crítico. Como normalista tengo y exijo respeto por la vida humana, y me niego a aceptar que los centros educativos dejen de ser recintos donde se construyen modelos de convivencia social. Como normalista me enseñaron la protesta social por lograr un sistema educativo con mayor equidad y una sociedad más justa, con oportunidades a las que todos puedan acceder. ¡No a atentar contra la vida humana!

La historia de nuestro país, desde su origen está ligada a la violencia y a la división social, pero no ayudamos cuando lanzamos camiones como proyectiles sin importar si resultan víctimas inocentes. Si para los estudiantes de la Normal de Ayotzinapapretender lastimar o asesinar policías es necesario para lograr lo que se considera un fin superior, entonces no existe justificación alguna en sus actos, que son producto de un pensamiento mezquino en el que ellos, dueños de la verdad y la razón, se erigen como jueces y verdugos.

Habrá quienes califiquen estos actos como terrorismo, como guerrilla; y seguramente habrá argumentos para afirmarlo o para desmentirlo. Lo que sí es cierto es que con más violencia, el estado tendrá el pretexto perfecto para imponer más control y más represión justificada. La confrontación entre policías y estudiantes siempre será deprimente, porque cada vez las acciones escalan al ámbito de lo irracional y peligroso. La búsqueda de soluciones a los grandes problemas del país no pueden estar condicionadas a la violencia. Como seres pensantes e inteligentes, integrantes de un gremio que tendrá en sus manos la nobilísima responsabilidad formadora de las generaciones futuras, es imperioso y obligado establecer estrategias eficaces para protestar ante las injusticias gubernamentales… sin tratar de asesinar a nadie.

Por otro lado, quienes gobiernan deben tomar nota: la desconfianza, los agravios y el descontento se han acumulado por décadas, y el detonante puede ser impredecible. Mal harían si desestiman estas señales…

RÁPIDAS MEXIQUENSES. Alejandra del Moral hizo oficial su renuncia como dirigente del PRI en el Estado de México. Del mismo modo, Darío Zacarías Capuchino anunció su dimisión al cargo de Secretario General. Una sorpresa para muchos priístas, que veían en la dirigente la única opción real para presentar en 2023 una oposición digna a la locomotora llamada Morena, aunque hay quienes dicen que el movimiento fue para proyectarla de mejor manera en una posición importante en el gobierno de Alfredo del Mazo. De cualquier manera, algo tienen que hacer en el tricolor para acercarse un poco en las encuestas, que lo ubican en segundo lugar en la entidad mexiquense. Es obvio que el poderoso partido que gobernó durante casi ocho décadas no querrá dejar la plaza tan fácil. Mueven sus piezas.

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