Por Monick Huitrón
Era la media noche del 3 de agosto del año 2016; Jorge Medina cantaba y se movía sobre el escenario como cualquier otra noche con La Arrolladora. Lo que nadie sabía, era que sería la última vez que lo veríamos formando parte de la banda del momento; la más grande y espectacular de todas las bandas.
Justo cuando cumplía 20 años de ser parte de La Arrolladora, llegó el momento de tomar decisiones, y no era negociable; Muchas navidades lejos de casa, agotamiento crónico, estrés excesivo y una depresión aguda, llevaron al rey de la banda a bajarse del escenario para internarse en la clínica Promesas, en Mazatlán. Era eso, o su vida.
Ha pasado ya, más de un año y celebramos verlo bien, con energía, sonriendo y de regreso a los escenarios. Con la complicidad de Chuy Lizárraga, Jorge Medina ha vuelto más artista y más humano. Actualmente, promueve el sencillo Al cien y pasadito y continúa con agenda llena por toda la república mexicana, sumando también la gira que arrancó la semana pasada en los Estados Unidos.
Mientras Jorge Medina está imparable y se consolida como una de las grandes figuras del regional mexicano, ahora sí, podemos confirmar lo que en su momento todos decíamos; que él, era el imán y la figura de La Arrolladora, y es que, desde su salida, la banda se vino en picada y aquellas noches de gloria con sold out, han quedado en el recuerdo. El cariño y el respeto que la gente le tiene, han hecho que miles de fanáticos dejen de seguir a la banda de Don René Camacho, después de que se conocieron detalles de la mala jugada que le hicieron y del trato que le daban en los últimos años.
Sin rencores y concentrado en su presente, con los pies en la tierra y disfrutando como nunca antes del éxito, Jorge Medina ha demostrado con su impresionante regreso, que con la Arrolladora o sin ella, sigue siendo el rey.
