Redacción
El entorno económico de México muestra señales de estabilidad y crecimiento, derivado de una percepción positiva en los mercados internacionales y del comportamiento reciente de indicadores financieros clave. Bajo un enfoque de manejo responsable en materia económica, se han registrado avances como el fortalecimiento del peso mexicano, la disminución de tasas de interés a largo plazo y una menor percepción de riesgo de impago por parte de analistas extranjeros.
Este panorama también ha sido respaldado por datos del Banco Mundial, que corrigió su metodología y actualizó la cifra de personas que salieron de la pobreza en México durante la administración de Andrés Manuel López Obrador, elevándola a 11 millones hasta el año 2022.
Pese a un contexto global marcado por tensiones económicas, la economía mexicana ha mantenido la confianza de inversionistas. Un ejemplo de ello es el tipo de cambio, que cerró en 19.14 pesos por dólar, así como el atractivo que ha generado el país para proyectos de inversión nacional y extranjera a través del llamado «Plan México», el cual contempla un portafolio superior a los 200 mil millones de dólares.
La tendencia creciente del nearshoring ha sido reconocida por medios internacionales como The Wall Street Journal, al señalar que México se ha convertido en una opción estratégica para las empresas estadounidenses que buscan relocalizar sus cadenas de producción más cerca de su mercado. Esta dinámica ha incrementado el interés sobre el peso mexicano y el posicionamiento de México como socio comercial.
Desde la perspectiva del gobierno federal, el rumbo económico se ha sostenido con el equilibrio entre la política macroeconómica implementada por el Ejecutivo y la autonomía del Banco de México. Esta combinación ha contribuido a mantener la estabilidad frente a escenarios globales volátiles.
