viernes, abril 19, 2024
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A mi manerA

* Las decisiones de Enrique Peña.

Por Julio A. AGUIRRE

La patria no es la tierra. Sin embargo, los hombres que la tierra nutre son la patria. Rabindranath Tagore.
Entendemos lo complicado que puede resultar ser responsable directo de lo que suceda en un municipio, en un estado y el país. Entendemos bien que lo sabían quienes han visto cristalizado su sueño: ser alcalde, ser gobernador y/o ser presidente de México.
Justamente porque lo sabían y además nos aseguraron estar preparados para cambiar el rostro y rumbo del municipio, de la entidad y del país, no podemos tener consideraciones con quienes gobernaron y con quienes gobiernan.
El paternalismo no es nuestro aliado. No hay manera de defenderlos. El que puede, puede; el que promete debe cumplir, y el que fracasa debe ser considerado personaje que no cumplió con las expectativas.
«Llegará el momento en que se comprenda el porqué de cada decisión tomada. Las decisiones en el orden político (…) sólo las he tomado pensando en México y en el futuro en el que tendrá, y quizá  hoy no se terminen de entender.
«Aunque las decisiones políticas pueden ser de enorme polémica, siempre seré el primero en asumir las responsabilidades.

 

Las decisiones en el orden político a veces son de enorme polémica pero sólo las he tomado pensando en México y soy el primero en asumir plenamente mi responsabilidad», señaló el presidente de México Enrique Peña Nieto, referente a los cambios en su gabinete anunciados recientemente.
No hay razón de peso para hincharnos las manos -por aplausos- para el mexiquense. Sólo expresó la verdad. Sólo reconoció la realidad.
Enrique Peña Nieto está por concluir su administración y será entonces cuando el pueblo mexicano, el ciudadano de a pie, entienda el porqué de cada decisión tomada. Habrá el entendimiento y con ello la aceptación o desaprobación de sus decisiones.
Para bien o para mal, será tarde. Nada se podrá modificar para entonces.
QUIÉN CARGA EL COSTAL
Desde el inicio y hasta el final de su administración, Enrique Peña Nieto hizo lo que han hecho todos quienes se han sentado en la silla principal del país. Formar un gabinete con conocidos y amigos; gente leal a sus principios, con ideas comunes y compromisos compartidos.
Nada que reclamar en dicho renglón. Cualquier ser humano puede darle un duplicado de su casa al amigo, al socio, al colaborador de mayor confianza. En cambio a quien nunca se le dará es a un desconocido.
Peña Nieto se la jugó con su grupo. Hizo cambios, pocos, insuficientes o tardíos, pero los hizo. Si resultaron o no, es tema aparte, pero los hizo.
Le dolió sin duda, pero a Humberto Treviño Benítez Treviño lo removió de la titularidad de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco); lo mismo hizo con David Korenfeld, a quien removió de su cargo como responsable de la Comisión Nacional del Agua  (Conagua); aceptó la renuncia de Luis Videgaray Caso, extitular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
Hay más de menor o mayor trascendencia que los mencionados; el caso en estos nombres es la cercanía que los ligaba con el presidente, trabajando codo a codo con el mexiquense en su calidad de gobernador del Estado de México.
Hombres de confianza. Amigos personales que se tenían que ir… y se fueron.
Que muchos otros debieron seguir el mismo camino, puede ser. Eso llegará en el momento en que el mexicano -hablamos del «jodido», no del poderoso- entienda el porqué de cada decisión de Peña Nieto.
El presidente lo entiende, lo expresa y por tanto hace bien en aceptar que el único responsable de cómo está, y como dejará al país, es él.
Así es presidente. En política como en la vida misma el éxito tiene muchos padres, mientras la derrota es huérfana.
COMO VA…
Miedo a reconocer que se equivocaron… los funcionarios públicos, con sus excepciones, tienen pánico de reconocer sus errores. La lista resultaría interminables de alcaldes, gobernadores y expresidentes que no se atreven a remover a quién tenga que despedir porque estarían -sienten- «dando gusto» a la oposición o a los medios de comunicación.
Tremendo error. El miedo al fracaso y el ego político no se los permite aunque el municipio, el estado y el país estén boca arriba. Funcionarios hinchados de ego, de dinero y de poder es lo menos que requiere el país.
Enrique Peña Nieto ya pidió perdón a México (tema Casa Blanca).
Enrique Peña Nieto acepta ser responsable de lo que hace -y terminará haciendo- hasta el final de su administración.
Enrique Peña Nieto lo hace pensando en el país y en el futuro que tendrá.
Que el pueblo, no sus colaboradores, ni la oposición, ni los medios de comunicación, lo juzgue señor presidente.
Tal vez reí o tal vez lloré/ tal vez gané o tal vez perdí/ ahora sé que fui feliz y si lloré también amé, puedo seguir hasta el final…A mi manerA.
Correo electrónico:
aguirre@8columnas.com.mx

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