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Sor Juana Inés de la Cruz Sonetos y Villancicos

Roberto Sebastián Nava Fabela

En la obra de Sor Juana Inés de la Cruz siempre existe esa novedad poética, para quien la lee por primera vez, o bien releer su obra, tiene esa sorpresa a través del tiempo. Revelación de la mirada inmersa en su cosmovisión, en la manera de concebir el mundo y su percepción. Afán de llevar el pensamiento al interior del verso, con ritmo, rima y en la forma más difícil el soneto, bien sabida su estructura en dos cuartetos y dos tercetos, integrados por versos alejandrinos o de arte mayor, o bien endecasílabos.

Leer los sonetos y villancicos de Sor Juana, nos permite adentrarnos en su yo poético, en su pensamiento manifestado a través del verso, creado con elementos retóricos como la aliteración, paronomasia, jitanjáfora, anáfora, entre otras expresiones poéticas, propias del barroco español tardío, el culteranismo y el conceptismo.

Se sabe que Sor Juana nació el 12 de noviembre de 1651 en San Miguel de Nepantla. Sus padres fueron Pedro Manuel de Asbaje y Vargas-Machuca e Isabel Ramírez de Santillana.
Su infancia la vivió cercana a su abuelo materno, quien poseía una biblioteca en donde Sor Juana, despertó su curiosidad por la ciencia, el arte y la creatividad poética.

Fue autodidacta, pero a su ingreso al convento impulsó aún más su formación con su dedicación al estudio y los libros a su alcance.

En su obra la influencia de Góngora, Quevedo y Calderón de la Barca están presentes, no obstante su poesía lírica le da valor universal, por su reflexión implícita.

En la poesía de Sor Juana hay tradición y originalidad, su principal tema es el amor, en esta fantasía poética amorosa podemos notar su intuición y genialidad:

Detente, sombra de mi bien esquivo,
imagen del hechizo que más quiero,
bella ilusión por quien alegre muero,
dulce ficción por quien penosa vivo.

Si al imán de tus gracias atractivo
sirve mi pecho de obediente acero
¿para qué me enamoras lisonjero,
si has de burlarme luego fugitivo?

Mas blasonar no puedes satisfecho
¿de que triunfa de mí tu tiranía;
que aunque dejas burlado el lazo estrecho

que tu forma fantástica ceñía,
poco importa burlar brazos y pecho
si te labra prisión mi fantasía?

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