jueves, mayo 2, 2024
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El Guardián Del Valle · Ariel Perez

Somos adictos al plástico. Producimos alrededor 430 millones de toneladas de
plástico al año, dos tercios de los cuales son productos de vida corta que pronto
se convierten en desechos. La contaminación por plásticos puede provocar
efectos devastadores para nuestros ecosistemas y vida silvestre, nuestra salud y
bienestar y la economía mundial.

La contaminación por plásticos afecta directamente a nuestra salud humana, ya
que los microplásticos pueden entrar en el organismo por inhalación y absorción a
través de la piel y acumularse en los órganos, incluida la placenta. Algunas de las
sustancias químicas de los microplásticos están asociadas con graves impactos
en la salud, especialmente en las mujeres. Los científicos han establecido vínculos
entre la exposición a los aditivos químicos que se filtran de los plásticos con la
obesidad, la diabetes, la mala salud cerebral e incluso el cáncer. Todavía se está
investigando sobre los efectos que los microplásticos tienen en la salud humana, y
aún no sabemos hasta qué punto son peligrosos.

Además, debido a una infraestructura de gestión de residuos limitada e ineficaz, el
40 % de la basura mundial se quema, de la cual el 12 % se compone de plástico.
La quema de residuos plásticos tiene múltiples impactos nocivos en la salud, entre
ellos el aumento del riesgo de enfermedades cardíacas y el agravamiento de
problemas respiratorios, como asma y enfisema.

Este tipo de contaminación afecta directamente a la biodiversidad, se calcula que
entre 19 y 23 millones de toneladas de plástico se filtran anualmente en los
ecosistemas acuáticos. La contaminación por plásticos tiene efectos devastadores
sobre una amplia gama de organismos en nuestros mares, ríos y en el terreno. La
basura marina perjudica a más de 800 especies. Se cree que más del 90 % de
todas las aves y peces tienen partículas de plástico en sus estómagos. Los
efectos de la ingestión de microplásticos son catastróficos; provocan inanición,
alteraciones endocrinas, retraso del crecimiento en algunas especies y
descompensación del sistema digestivo.Así mismo el plástico puede impedir que
la vida acuática reciba oxígeno y luz; por su parte, los microplásticos también
pueden acumularse en el suelo debido a su uso en productos agrícolas.
De igual manera la contaminación plástica representa una crisis climática, la
producción de plástico es uno de los procesos de fabricación más intensivos en
energía del mundo, lo que supone un problema para cumplir el objetivo del
Acuerdo de París de limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 ºC. En 2019,
el plástico generó 1.800 millones de toneladas métricas de gases de efecto

invernadero – el 3,4 % del total mundial – y el 90 % de esas emisiones proceden
de la producción de plástico y de la conversión de combustibles fósiles.
La mayoría de los plásticos se originan a partir de combustibles fósiles y la
industria del plástico representa el 6 % del consumo mundial de petróleo. Se prevé
que el nivel de emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a la
producción, uso y eliminación de plásticos convencionales basados en
combustibles fósiles aumente hasta alcanzar el 19 % de las emisiones globales de
gases de efecto invernadero para 2040.
Por lo anterior los gobiernos, las empresas, las ciudades, las comunidades, las
autoridades locales y los ciudadanos podemos impulsar el cambio mediante la
creación de leyes locales, el apoyo a las empresas y el fomento de hábitos
sostenibles en los consumidores a través de campañas de concienciación pública
para gestionar mejor el uso del plástico.
La contaminación por plásticos se puede evitar. La adopción de medidas en todos
los sectores de la sociedad puede detenerla y revertirla.
#SinContaminaciónPorPlásticos

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